Me acerco y evita mis ojos. Lo huelo y, a pesar del tufo a medicinas, sigue oliendo a ella, a su colonia, a su tabaco. Querría comérmelo a besos; aceptar otra vez sus travesuras, pero tengo cincuenta años, dos hijas y la hipoteca pagada. Confieso que me presenté en su casa con un cuchillo. No quería matarla. Apenas humillarla y que me explicara algunas cosas. De repente Carlos apareció, nos encontró jugueteando en la cama y su corazón reventó. Quizás, ante lo esperpéntico de la escena, nos entró la risa nerviosa y tardamos bastante rato en avisar a emergencias.
Tras más de 1500 microrrelatos, uno de los 10 relatos
mejor valorados es este y formará parte de una antología cuyos beneficios irán
a favor de Aones.
https://www.ellibroferoz.com/100palabras/
Es muy bueno.
ResponderEliminarTe felicito.
Gracias, queridísima.
EliminarUn abrazo enorrrrme.
Cuanto tiempo!! te había extraviado, habrá que leer ese libro de relatos y regresar por aqui de vez en cuando. Feliz año y saltibrincos
ResponderEliminarMil gracias, querida Ester.
ResponderEliminarYa no hay tanto tiempo para dedicar al blog. Muchísimas gracias por tu visita.
El libro se editará (aún no sé cuándo) y una parte de los beneficios será donada a #AONES.
Abrazo gigantesco.