31 diciembre 2013

Las noticias más estúpidas del 2013



Cerramos un año que ha sido tremendo para tantas familias con una recopilación de noticias estúpidas, o no tanto, que espero os produzca -al menos- una sonrisa y con el deseo de que el 2014 sea próspero.


1. Británico se pone pechos

Un hijo de la Gran Bretaña, el Sr. Brian Zembic, se puso pechos en 1996 y aceptó la apuesta de un amigo que le retó a mantener los implantes un año. No solo eso, el británico se encontraba tan a gusto con sus pechos que ha decidido mantenerlos hasta el día de hoy pese a que el reto finalizó hace 17 años.  LA VANGUARDIA


2. Gasta más de 100.000 dólares en parecerse a Justin Bieber 

Toby Sheldon, un tipo de Los Ángeles de 33 años está obsesionado con Bieber, Ya se ha gastado más de 100.000 dólares en cirugía para intentar parecerse a él.  Y no se trata solo de unos retoques insustanciales, ¡no hija no! nuestro amigo se ha hecho hasta la controvetida "sonrisa permanente". Es pá matarlo, la verdad. PLAYGROUND NOTICIAS.




3. Jaula para dejar de fumar

Lo intentó con chiclar, con parches y con cigarrillos electrónicos, pero no tuvo éxito... Ahora,  Ibrahim Yücel, turco de 42 años, se ha hecho una jaula para encerrar dentro su cabeza y parece que lo está consiguiendo. QUE.ES.




4. Transfiere 222 millones de euros por error

Un empleado de banca alemán se quedó dormido durante una transferencia bancaria con el dedo puesto en el número 2 del teclado del ordenador, lo que ocasionó que ésta fuera en realidad de 222,222,222,22 euros. Para que luego digan que los ángeles no existen. ANTENA 3.



5. El culo más grande del mundo

Barbie Edwards es una mujer de 42 años que ha gastado más de 18.000 libras en comida para engordar y obtener el culo más grande del mundo que además usa como mesa o estantería.
Para ello, a parte del gasto económico, ha entrenado durante seis meses haciendo equilibrios para mantener bandejas con comidas y bebidas sobre su trasero... EL DIARIO




 6. Casi muere al introducirse un paraguas por la nariz

Esto sucedió en EEUU, donde una joven de 22 años estuvo a punto de perder la vida tras introducirse por su nariz 15 centímetros de su paraguas después de llegar de fiesta con una amiga. Hubieron de intervenirla de urgencia... Es que hay que ser tonta de baba. QUE.ES.



7. Alarma en el ejército alemán por la aparición de tetas entre sus soldados

La última gran preocupación del Estado Mayor Alemán tiene que ver con que a los soldados de uno de sus batallones de élite les están saliendo tetas .
Según un estudio de gran impacto  en Alemania, el 74% de los componentes de la unidad de élite Wachbataillon sufren lo que en medicina se conoce como ginecomastia, que no es otra cosa que el engrandecimiento patológico de una o ambas glándulas mamarias en el hombre. LA INFORMACIÓN.









Seguro que si seguimos buscando encontramos alguna estupidez más... 

Tan solo para haceros sonreir y despedir el 2013 con alegría.

¡¡¡FELIZ 2014!!!





 


22 diciembre 2013

Infinito




Cuando uno escucha hablar de sí mismo como de un algo inexplicable, que ni es número, ni cosa, ni lugar, que además no existe en la realidad física y que no se sabe ni dónde comienza ni dónde termina, ni lo que dura… ¡Ostras!, debe de ser tremendamente duro, máxime si das la impresión de ser un tipo sensible, aunque desconozco si sería correcto clasificarlo así. De ahí a considerarte poco menos que un raro monstruo hay un paso muy pequeño. Eso debió de ocurrirle a Infinito cuando tomó la decisión de llegar al conocimiento de su propio concepto, de lo que era en realidad y de la razón de su existencia investigando analogías parecidas en la Tierra. 

Por ello, y tal vez para pasar desapercibido, adquirió la apariencia de un gato. Quizás, de todo lo conocido, era lo que más se asemejaba a la infinitud, por aquello de las siete vidas. Pronto debió de darse cuenta de que la vida de los gatos no era tan imperecedera como se decía, pero esa historia pertenece a otra, probablemente mucho más densa, que merecería ser contada por alguien con muchos más recursos que yo o por el propio protagonista.

El símbolo con el que se le representaba desde la antigüedad le recordaba los sujetadores de las chicas, aunque supongo que jamás pensó en esa prenda como su equivalente. Días enteros anduvo buscando y buscando por todas partes la forma de ese ocho tumbado, o el concepto abstracto que encarnaba. Localizó el distintivo en las lentes de un anciano que leía en un parque; en los plásticos que unen las latas de cerveza en un supermercado; en alguna colonia de marca; en las formas caprichosas de las nubes… Más ninguno de esos objetos le proporcionaba la clave que necesitaba.

Un día creyó encontrarlo en las facciones pecosillas de una pequeña que se acercó a acariciarle. Ensimismado, se fijó con detenimiento y le fue contando, una a una, las múltiples pecas que dormitaban en su carita. Enseguida, se percató de que éstas no eran infinitas. En otra ocasión, observó dos vías de tren que, caminando en paralelo, parecían perderse en un horizonte sin fin. Corrió tras ellas varias jornadas hasta que evidenció que finalizaban en una vieja estación. Después miró hacia el cielo y comenzó a contar estrellas. La luna se reía a carcajadas de tamaña insolencia, pero lo logró. Consiguió tener un número inmenso, que yo no podría reproducir de cabeza, para cuantificar todas las que iluminaban el firmamento. Todo tenía fin, incluso los granos de arena del mar.

Asistió a promesas de amor eterno que, al poco tiempo, eran echadas en el olvido. Conoció el dolor infinito que supone, para los humanos, perder a un ser querido, pero también comprobó cómo, con el transcurrir del tiempo, éste se vuelve cada vez más difuso. Estuvo presente en rupturas de amistades y lazos que, a priori, parecían inquebrantables. Fortunas incalculables que, de la noche a la mañana, quedaban reducidas a unos pocos centavos… Nada era lo que buscaba porque todo lo que veía, contaba, escuchaba o medía, tenía un fin.

Ya estaba decidido a abandonar su empresa y, por ende, la apariencia gatuna, cuando se fijó en una mujer que sostenía en sus brazos a un niño que lloraba. Era otoño, había llovido, y el pequeño se había caído lastimándose las rodillas. La madre lo acurrucaba contra su pecho mientras lo besaba y tranquilizaba. El pequeño no podía apartar  su vista de la rodillita ensangrentada haciendo hipos y pucheros, pero cada segundo un poquito más tranquilo. Entonces, Infinito reparó en algo distinto de lo visto hasta ahora: una luz diferente o quizás una sensación de calor, no sé bien decir qué fue lo que sintió,  emanando de los ojos de aquella madre fijos en la criatura que tenía en su seno…

Créanme si les digo que el gato infinito se acomodó al lado de esa madre con su hijo y les señalo, sin temor a equivocarme, que allí encontró, por fin, lo que llevaba tanto tiempo buscando: su analogía. Esa fusión de ternura inmensa encerraba lo inexplicable,  lo que no era ni número ni cosa, ni un lugar, ni algo que existiera en la realidad física… Lo que no se sabe ni dónde comienza ni dónde termina, ni lo que dura… El amor infinito en su más pura esencia.



 

11 diciembre 2013

Súper Navidad



 
Hoy hemos bajado los cuatro al súper. Recuerdo, cuando eran más chiquitines, cuánto les divertía llenar el carrito…
Ahora bajamos Samu o yo, solos, aprovechando las horas de mayor aglomeración.
Al padre y al niño les gusta la Navidad; sobre todo por los dulces. Malena y servidora somos más de salaos, así que nos hemos distribuido las secciones. Había degustaciones de ibéricos, patés y mariscos, por lo que nuestro desfile frente a las promotoras ha sido incesante, tanto que nos lanzaban miradas amenazadoras. Pero ¿qué diantres me importan?

Mi hombrecito no ha parado de reír con la boca atiborrada de polvorones. No voy a olvidar ese pícaro gesto al esconderse varias bolsitas de turrón cortado en su cazadora, ni el guiño de su padre consintiendo emocionado. Hace mucho que no les veía tan felices. Creo que hasta ha vuelto el color a sus mejillas.
Esta madrugada decidí que, nada ni nadie, nos iba a arrebatar estos días. Estamos juntos…es Nochebuena… Basta de llantos, números, ajustes y culpas porque hoy es día para sonreírles. Se lo merecen, Samu, lo merecemos todos, y no vamos a permitir que nos roben también las ilusiones de nuestros hijos. ¿Y mañana?, preguntas… Mañana Dios dirá.



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Es la propuesta de diciembre de ENTC. Si os apetece leerlo allí, no tenéis más que dejaros llevar por este ENLACE. Este mes no os voy a hacer dar paseos de blog en blog.

La ilustración es de Laura Garrido... A mí me encanta.

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Este relato ha recibido una mención en ENTC en el mes de diciembre. Olé, olé y olé.





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