Sufría terrores nocturnos, según dijeron los del orfanato. Tenemos la
misma edad, pero parece más pequeño. Habla poco, no juega al ajedrez y
le aterrorizan los escarabajos. Por algún trauma, supongo. Dice
papá que debemos ser amables porque mamá necesita llenar el hueco que
dejó Filfa.
Como buen noctívago, cuando se acuesta, no puedo evitar
acercarme y susurrarle que esa era la cama de mi hermana muerta. Me chifla
verle temblar.
Ayer nos comunicaron sus alergias y mamá comenzó a llorar… Yo las anoté
para no confundirme, aunque sospecho que, más pronto que tarde, acabaré
equivocándome como la otra vez.
Segundo premio CONCURSO DE MICRORRELATOS "Laberinto de palabras" Escritores de Rivas (Rivas Vaciamadrid)