13 octubre 2012

Dichos populares III




Me gustan los dichos populares una jartá, y en esta tercera entrada he recopilado unos cuantos más, para la colección. Revisa, si te apetece, las dos entradas anteriores: dichos populares y dichos populares II



Al mejor cazador se le escapa la liebre

 Se refiere a los errores que todos cometemos, por muy expertos o sabios que seamos, o creamos ser. 


 ¡Menudo faenón!, seguro que nadie le ha dicho nada acerca de la cremallera...




Armado hasta los dientes

Estar alguien excesivamente armado, tanto que lleva armas incluso en los dientes, a la manera de los antiguos piratas y corsarios que, durante el abordaje a las naves enemigas, y para tener las manos libres, llevaban puñales en la boca.


¡¡¡An-ge-li-to!!!


Armarse el tole tole 

Se utiliza para indicar que un conflicto alcanza un importante grado de confusión. El origen del dicho sería el desorden provocado por los judíos ante Poncio Pilatos, pidiéndole que crucificara a Jesús, gritando "¡Tolle, tolle, crucifige eum!" ("¡Quítalo, quítalo, crucifícalo"!).



Para mí, la peor forma de arreglar las cosas...

Boccato di cardinali (bocado de cardenales)

Expresión de origen italiano que se aplica a todo aquello que se destaca por su óptima calidad, generalmente, en lo que se refiere a alimentos exquisitos. Y no solo a alimentos, añado yo misma.



 No solo de pan vive el hombre... ¡Boccato di cardinale!



Con la cola entre las patas, o con el rabo entre las piernas

Es la forma de huir que tienen la mayoría de los perros, manteniendo el rabo metido entre las patas traseras. Se aplica a la persona que abandona un lugar totalmente humillado.


Sobran las palabras...


Contigo pan y cebolla

Es una frase propia de la relación amorosa, por la que se pone de manifiesto, que tan solo el hecho de estar juntas, dos personas se conforman con comer únicamente estos dos elementos, que suelen ser baratos para cualquier bolsillo.



 Es lo que tiene el amor... Ainss, ¡qué bonito!


Cuando el gato no está, los ratones se divierten

Habla de la necesidad de estar siempre atento y vigilando a quienes deben cumplir una tarea, porque cuando uno tiene obligaciones, es responsable de que se cumplan.


 ¡Qué rico sueñecito, zzzzzzzzz...!




De tal palo, tal astilla  

Se usa para realizar una comparación entre integrantes de una misma familia y, por lo general, es utilizada para justificar los defectos y virtudes de un/a hijo/a respecto de su padre/madre y otros familiares. El origen sería la frase a tal padre, tal hijo, incluida por Petronio en su "Satyricon, 58", sentido que el refrán en inglés reproduce literalmente.


 El que a los suyos parece, honra merece... Y no digo nada más.

En aguas tranquilas, demonios se agitan


Frase procedente del idioma ruso por la que se expresa que, aunque una situación parezca normal, puede esconder en su seno los peligros más graves. Podría equipararse con la frase las apariencias engañan.



¡Bonito trasero!, jajajaja



Aunque la mona se vista de seda...



Mona se queda 



No hace falta mayor explicación.



¡¡¡Hasta la próxima entrega!!!! 

No os olvidéis nunca de sonreir. Dientes, dientes... como decía la Pantoja



06 octubre 2012

Una mula, 50 bolas


Miranda no había probado bocado alguno en la cena. Su madre anduvo buscándole los ojos durante toda la velada, intentando capturar una mirada o cualquier gesto fútil, capaz de hacerle entender qué clase de angustia estaba apoderándose de su hija.  
-¿No come nada, mi amor?-... No se preocupe, todo está bien, mamá Lucía, todo está bien. Ande y acuéstese que ya le recojo yo.  
-Deje la cabecita descansar, mi niña linda, que Dios nos proveerá, dele su tiempito...

Los niños, aún pequeños para entender, han devorado la comida demasiado aprisa olvidando masticar. Si comen tan apurados, después les dolerá la barriga.


Miranda ya había tomado su decisión. Los días previos sopesó las posibles eventualidades y los ingentes beneficios que le reportaría su viaje. Solo debía cruzar el charco...y su sueño se convertiría en realidad.
Preparó una pequeña maleta y, con el paso callado, se despidió de los niños y de la mujer con besos cargados de esperanza. No había amanecido aún y todos dormían, por lo que la separación resultó más sencilla. Antes de salir tomó su foto preferida del portarretratos. La instantánea mostraba a dos mujeres que sonreían abrazadas, mientras unos pequeños les observaban con los ojos muy abiertos: toda su gran familia.
Horas más tarde, montada ya en un avión, observa el mundo a sus pies y muestra su mejor sonrisa al ensortijado de nubes que van a apareciendo por la ventanilla. Apenas diez horas de viaje; una semana en destino y de vuelta a casa con un buen puñado de dólares en el bolsillo. Merece la pena correr cualquier riesgo.
Les habla el comandante… velocidad de crucero de 900km/h… altitud …..
En unos momentos pasarán las azafatas ofreciéndoles un refrigerio. La tripulación atenderá cualquiera de sus necesidades. Les deseamos un feliz vuelo.
            -¿Desea tomar algo, señora?
            -Podría tomar un té… Tengo la boca seca… Es la primera vez…
            -Por supuesto, señora. ¿Azúcar? ¿leche?...
            -Azúcar, gracias.


Apenas ha ingerido un pequeño sorbo del líquido y una puñalada seca, desde el estómago, le ha recorrido todo el cuerpo.   
Quizá, si pudiera dormir un poco...
            - ¿Me podría traer una manta?... tengo frío.
            - Aquí la tiene, ¿se encuentra usted bien?...
            -Bien, bien, muchas gracias… Solo, algo destemplada.
Acurrucada en su asiento y arropada hasta las cejas retorna el dolor, esta vez con mayor intensidad…  

No debí tomar el té… Tranquila; puedo aguantarlo, creo que puedo aguantarlo. Estoy empapada en sudor, quizá tenga fiebre… Oh!, otra punzada… un estallido... Dios mío… ¡Qué dolor tan insoportable!... Voy a vomitar. ¡No, por favor, no!, puedo aguantar; debo aguantar. Algo va mal. Lo más importante es mantener la calma. Voy a ir al lavabo y me refresco un poco la cara. Eso voy a hacer… ¡Dios!, mis piernas, no las puedo mover… Estoy paralizada… Mamá Lucía, ¿qué he hecho?...
Les habla el comandante…
Confiamos en que el vuelo les haya resultado agradable. Vamos a proceder al aterrizaje. Abróchense los cinturones y pongan sus asientos en posición vertical… La temperatura al aterrizar es de 27º, un sol espléndido para una mañana que se presenta hermosa… Disfruten de su estancia en nuestro país.
Ya hemos llegado, ¡por fin!…
           
           -¡Señora, señora!… ¡ya hemos aterrizado!… Puede quitarse el cinturón… ¡señora!... ¡señora!
No hay respuesta de la pasajera. Bajo la manta, una foto arrugada entre las manos frías de un sueño truncado.




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