Róisín comenzó a caminar por la
playa como le indicó su madre. Sin preguntas. Sin torcer el gesto. La luna estaba
unida a su causa. Primero, cubriendo el cielo para silenciar su huída y, ahora,
alumbrando su nueva senda.
La chalana zarpó muda al adentrarse
en la mar.
Ennis el Joven remendaba su
red, cuando observó la diminuta figura de largos cabellos dirigiéndose hacia la
cabaña. Llamó a gritos al padre. El viejo Ennis apagó la vela con los dedos,
siguiendo el ritual, y ambos salieron a su encuentro. El bello rostro y esa
marca en forma de luna del cuello eran el sello de su estirpe…
En las aldeas de pescadores
abundan leyendas sobre islas, habitadas por guerreras, que emergen sobre lomos
de ballena. Hembras salvajes que yacen con hombres buscando perpetuar su
especie. Relatos que reprueban como los hijos varones, paridos por las bárbaras, son
sacrificados y ofrecidos al mar.
Pero lo que callan estas
leyendas es que algunas mujeres infringen sus leyes sagradas y retienen con
ellas a sus vástagos, haciéndolos pasar por hembras… Y solo, cuando el engaño
comienza a ser evidencia, en un acto de amor, arriesgan sus vidas para
devolvérselos a los padres.
Mi participación en ENTC, mes de mayo. Tema "En la isla de las mujeres"
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