EN UN PERIÓDICO CUALQUIERA...
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OFERTA DE EMPLEO:
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Necesito urgentemente hombre serio; responsable y depilado; bien parecido y, por supuesto, aseado para acompañar y hacer feliz a Brigitte, la brujilla caprichosa de la que estoy prendado y a la que no soy capaz de satisfacer por falta de tiempo. Pagaría por horas. Incorporación inmediata.
Una hora……………………………………………………………………20€
Dos horas…………………………………………………………………..50€
Tres horas + baño de espuma en la intimidad de mi hogar………….100€ (ojo, que lo grabo todo)
Si estás interesado solo tienes que ponerte en contacto a través del número 771-99-00-99.
Los precios son estimatorios y negociables y se ampliarían ante cualquier actividad extra-ordinaria.
Adri, uno de tantos treintañeros en paro, acababa de encontrar su primer empleo. ¡Ostras, GIGOLÓ! Era lo más. No se lo podía creer; ¡por fin!, un trabajo hecho a su medida y bien pagado.
Llamó por teléfono para manifestar su interés. Al otro lado de la línea un caballero con voz grave le daba las últimas indicaciones acerca del puesto... Al finalizar, le pidió una foto con el torso descubierto. Tenía que mostrársela a Brigitte, no fuera que a ésta no le gustara. Era exquisita con el tema depilación... y gustaba de mordisquear un torso desnudito de vello.
No tardó ni cinco minutos en enviarle ésta por e-mail.
No tardó ni cinco minutos en enviarle ésta por e-mail.
Le has gustado. Te adjunto foto de Brigitte... Entonces, ¿mañana a las 8?... Incorporación inmediata. No me falles.
¡Cómo estaba de buena la Brigitte esa!... Sí, sí, a las ocho, a las ocho...
A las ocho en punto estaba en la puerta. Salió el señor de la voz grave a recibirle y a indicarle el camino al salón. En él Brigitte, tomaba el desayuno frente a un inmenso ventanal.
-Mira, chiquitina, aquí está Adrián... Acércate hombre, no ves que ella es tímida con los desconocidos...
-¿Puedo?...
-Naturalmente... Muéstrale tu pecho depilado ¡la vuelve loca!...Allí, estaba Adri avanzando hacia la rubia con la camisa en la mano y mordiéndose sensualmente el labio inferior. ¡Cómo estaba la rubia!. Le dedicó una caidíta de ojos que tenía bien ensayada y se humedeció los labios...
-¿Puedo?...
Adri, con el beneplácito del esposo, se lanzó hacía la mujer y le plantó el beso del siglo en los labios, mientras le acariciaba los pechos... Hmmm!
Fueron los últimos recuerdos que pudo relatar al neurocirujano que acababa de practicarle una cirujía de emergencia por el hematoma subdural con el que llegó a Urgencias.
-No lo entiendo doctor ¿cómo he llegado hasta aquí?...
-Tuvo suerte de encontrarse en casa del doctor Alañón. Él, su maravillos esposa y la linda Brigitte, le trajeron en su propio coche. Unos minutos de demora hubieran resultado fatales...-... Eh!... ¿ha dicho Brigitte?... ¿Brigitte no era la esposa?...
-Me temo que no, muchacho.... Ah!, y que no hace falta que vuelva; ya encontraron otro paseador de perros...