02 mayo 2018

La otra Elena






La otra Elena 




Tres cabellos, su cepillo de dientes y algún objeto especial de la difunta. Para evocar sus recuerdos. La empresa aseguraba satisfacción absoluta .

Estaba ansioso por abrirlo, pero aguardé que Candela regresara del colegio. Desenvuelto el fardo, quedé paralizado. Era idéntica. Quizás, el pelo más largo o los ojos, aunque copias exactas, me parecieron distintos. Alegres. Candela se aferró a su pierna sin dejar de llamarle ‘mamá’. Esa noche permanecí mudo, examinándola fascinado. Acostó a la pequeña y se dirigió a la alcoba. Nervioso, fingí dormir. Ella me besó.

Al amanecer, quiso salir a nadar. La otra Elena dejó de hacerlo hacía años. Dije sí a nadar; a bailar desnudos sobre la hierba; a volar cometas; a manosearnos bajo la mesa; a comer palomitas; a hacerle y deshacerle el amor… A todo.

Semanas después, la encontré asomada al balcón. Tenía medio cuerpo fuera y acariciaba aquella manta infantil. Mirando como el otro otoño… Temí que todo se repitiera. Que los viejos demonios hubieran emponzoñado ese objeto especial que yo mismo elegí… Grité. Desesperado. Exánime. Presa del terror. Como entonces.

Se giró despacio. Estremecida. Dijo haber sentido un impulso extraño por volar, pero, oyéndome temblar, supo que ese recuerdo no le pertenecía.



                                                                      ****

MENCIÓN especial mes de abril en ENTC. La idea era contar lo que dice la foto.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...