Hoy he colgado el letrero con mi nombre en la puerta del bufete. Mario nunca lo sabrá, pero el suyo figura también, embadurnando las paredes, bajo el papel pintado. He recordado cuando volvía con hambre del colegio y el suministro eléctrico se mofaba de una nevera sin recursos. Siempre quería albóndigas con muchas patatas, porque estaba en pleno crecimiento. Con los lápices de mamá aprendí a dibujarle sus comidas favoritas. Se relamía. Esa tarde hacía frío. Le pinté una estufa y mantas con el rostro de mamá, para que no la echara en falta. Porque era la mayor. Porque se lo prometí. De madrugada, llegó papá trastabillando. Nos hicimos ovillo cuando abrió la puerta. Mario dibujó en la pared un escondite que me pudiera proteger, como cientos de veces vio hacer a mamá…
En mi mesa: un portátil, sus fotos infantiles y los lápices que no consiguieron
dibujarle una vida.
Micro seleccionado mes de Febrero 2021. Microrrelatos de abogados
https://microrrelatos.abogacia.es/microrrelatos/02-2021/recuerdos-10/
Hoy voy encontrando recuerdos en muchos blogs, será que la actualidad no nos gusta. Un abrazo
ResponderEliminarSerá, querida Ester.
EliminarUn abrazo gigantesco 🤗
Qué bonito, que extraño lo que produce este relato. Gracias por estos regalitos.
ResponderEliminarMil gracias, Pedro.
EliminarUn abrazo grandísimo.
Excelente y se me ha hecho un ovillo el alma, sin tener que pintarlo ni nada. Cuando digo que eres una maestras, es porque lo eres. Me ha encantado Towuanda!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Gracias, queridísima, eres un amor.
EliminarBesos 💋
Me ha hecho un huequito en el corazón, que no sé como curarlo...
ResponderEliminarClaro que sabes, doctorcito.
EliminarUn abrazo gigantesco y gracias por venir.
El recuerdo me trajo aquí 10 años más tarde,seguimos esquivando realidades en escritos. Un abrazo Paraguayo!
ResponderEliminarLennia, un abrazo gigantesco y madrileño para ti.
EliminarGracias.