Cayo le prometió que recorrerían el mundo en un velero que él mismo armaría…
Una mañana de primavera el Helena zarpó. Calma chicha. Suave viento de popa. Jornadas que no hacían presagiar que, súbitamente, el cielo enlutara voceando truenos sin clemencia. El viento bramó furioso alimentando una voraz tormenta. Plegaron velas. El agua anegó la cubierta quebrando el mástil. Un desafortunado bandazo a babor precipitó el barco de proa, sumergiéndolo en un furioso océano…
Llueve. Una mujer entra en una cafetería. Viste de negro. Llama su
atención un anciano distraído con palillos y servilletas. Le resulta
familiar el modo de coger la taza, su olor a maderas o esa forma de
colocarse las gafas. Piensa en otra persona y sonríe. Ha cesado de
llover; se marcha. Al salir, roza con su abrigo el brazo del hombre que
percibe una brisa como de sal. Eleva los ojos. Apenas avista una figura
oscura alejándose. Nota una punzada en el pecho. Aplasta su canoa de
palillos. Se cubre el rostro y rompe a llorar…Jamás han abandonado su memoria, pero la culpa, la pena y la imagen de Helena, engullida por lenguas de espuma, le asfixian con más saña, los días de tormenta.
***
Mes de marzo ENTC. Tema: Bajo la tormenta
***
Qué mezcla de personajes tan bien hirbanados!. Towanda, es precioso este relato con ese navegar por los mares, la vida de un bar y los recuerdos que remueven las entrañas. Ese viejo, la mujer enlutada, los palillos y el barco, son tan visuales. Me ha gustado no mucho, sino muchísimo. Felicidades!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Hoooola, Nani.
EliminarGracias, bonita.
Me alegro muuucho de que te gustara.
Unos besazos.
PRECIOSO. DE UNA SENSIBILIDAD SUBLIME. ENHORABUENA.
ResponderEliminarILDUARA
Gracias, Ilduara.
EliminarUnos abrazos.
Bonito Twanda, estás en vena, escenarios paralelos para jugar con el lector pero sin perdernos.
ResponderEliminarLa sensación de intentar olvidar aquello que es inolvidable es difícil. Entiendo que se relaje con servilletas y palillos.
Abrazos
Hola, Monte.
EliminarEstoy contigo en que hay cosas que no se pueden olvidar.
Servilletas y palillos le sirven para estar donde ya no puede...
Gracias, bonito.
Unos abrazos.
Este me queda más claro, aunque no deja de estar envuelto en un poco de misterio. Por ejemplo: ¿el anciano es Cayo? ¿la mujer es Helena (o su fantasma)? Supongo que pretendías dejarlo a la imaginación del lector...
ResponderEliminarBesos!
Hola, Caminante.
EliminarSí que tiene un cierto misterio. No quería darle un final cerrado y preferí dejarlo abierto a la imaginación... aunque yo soy más de finales felices.
El anciano es Cayo, pero la mujer no sé muy bien quién es... ¿tú crees que puede ser Helena? Creo que tiene muchas posibilidades de serlo,
Un beso, rebonita.
Gracias, gracias y requetegracias.
Me ha encantado!
ResponderEliminarBesos y salud
Hola, Genín.
EliminarEs que eres un sentimental...
Gracias, tesoro.
Qué penaaaaaaa!!!!
ResponderEliminarLuego dices de mí.
Besos.
Hola, Toro.
EliminarYa, luego te digo yo a ti... En fin, ya sabes que somos algo parecidos.
Unos besos y gracias.
Un relato precioso que la tristeza hace aún más bello.
ResponderEliminarA veces el sentimiento de culpa cala muy hondo en nosotros.
unos besotessssssssss
Hola, Sabores.
EliminarTambién pienso que la culpa (o eso que dicen conciencia) es algo que puede llegar a no dejarte vivir.
Besotes de vueltaaaaaaaa.
Me ha encantado esa procesión de oraciones cortas y certeras como dardos bien lanzados. No sé si es necesario el último párrafo, sinceramente, le resta más que le añade al relato. Jolines, la verdad es que me ha gustado mucho, Tow.
ResponderEliminarBesos zanahóricos, chata.
Hola, Ángel.
EliminarCreo, ahora que lo dices, que no es necesario el último párrafo, tienes mucha razón... El cuentecillo queda claro si lo hubiera omitido. ¡Gracias!
Es el ansia de gastar las 200 palabras que son el tope.
Un beso muy grande y otro de Z.
Towanda cuanto nos da la mar y cuanto nos quita, menos la memoria.
ResponderEliminarEstas sublime.
Muchos besos,
Hola, Sau.
EliminarQué grande eres, hijodemicorazón...
Unos besos muy grandes.
Me gusta tu propuesta, Towanda. Una mezcla de género realista y fantástico que me deja como lector con la duda de si la mujer es un espíritu o la propia Helena que se salvó. Muy bien situados los detalles: vocear truenos, olor a maderas, brisa de sal, canoa de palillos. Y para que no se te suba el ego, no me gusta que uses tantos puntos suspensivos al final de los párrafos. Bueno, vale, este espero que llegue a buen puerto.
ResponderEliminarHola, Ximens.
EliminarTambién estoy con la misma duda que tú, pero como los piscis somos románticos seguro que le aplicamos un final feliz.
Los puntos suspensivos, ¿no te gustan? Vaya, por Dios...
A mí me encantan, sobre todo al final de cada párrafo... ya sabes... para hacer la pausa un poquito más... grande...
Besos... bonito... y graci...as.
PD: te dedico esto con todo mi cariño (...)
Pasaba por aquí , despues de venir de alli (ENTC) y como me dijiste que te mareabas y no eras amiga de barcos ni nada que flotase,nos quedaremos en tierra y de paso decirte que tu micro está muy bien ambientado y con todos los ingredientes para contener una bonita historia de amor entre los protagonistas.
ResponderEliminarBesos
Puri
Hola Puri.
EliminarNos quedamos en tierra.
Muchas gracias, otra vez.
Unos besos muy grandes.
Me gusta aquí tanto como allí.
ResponderEliminary no me contestes ¡pobre!, que se te amontona el trabajo. jajaja
un besote
Hola, Rosy.
EliminarCómo no te voy a contestar... Graaacias, rbonita, reguapa.
Unos besos muy grandes.
Hola Towanda , un relato muy impactante , el pobre hombre jamás podra perdonarse la perdida de su amada , muy bueno ... Te deseo una feliz semana , besos de Flor.
ResponderEliminarHOla, Flor.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Un beso muy grande y feliz semana para ti también, aunque ya sea miércoles...
Como siempre impactante. El hombre espera, y es posible que esa dama sea su amada...Aunque no se de cuenta.
ResponderEliminarBesote
Hola, doctorcito.
EliminarEs posible, todo es posible. A mí me gustaría que fuera así.
Un besote.
La culpa no hay quien se la quite de encima nunca. Cuando crees que la has dejado atrás, aparece en forma de sueño, de fantasma, o de una mezcla de ambos. Muy bien narrada esa angustia.
ResponderEliminarHola Juanjo.
EliminarEs cierto lo que dices. La culpa es muy mala compañía.
Gracias por tus palabras.
Unos besos.
Y si no se la comió el mar? Están perdiendo el tiempo, hombre yaaa!!
ResponderEliminarBesotes hermosa!
Hola, ión.
EliminarCasi seguro que el mar no se la comió. Vamos a pensar la historia en positivo y seguro que encontramos un final feliz.
Gracias y besos.
Tristísimo vivir con la carga de la culpa y el abandono. Siempre habrá una tormenta para refrescarle la memoria.
ResponderEliminarGenial Townada, como nos tienes acostumbrados.
Hola, María Pilar.
EliminarSí que debe serlo, sí.
La tormenta evocará siempre el recuerdo.
Gracias, guapa.
Eres un solete.
Besos.
¿Quién, como el náufrago, no lamenta a veces ser un superviviente?. Esas veces que uno recuerda lo que ha perdido y se pierde en una tormenta de lágrimas... Pero a la mañana siguiente, en la playa luce el sol de nuevo.
ResponderEliminarTowi, siempre haces pensar, soñar...y más.
un bsazo
¡Qué bonito, Spa!
EliminarHoy te llevas el premio al comentario más hermoso.
Un beso muy grande y gracias.
Muy bueno.
ResponderEliminarHola, Cuentón.
EliminarGracias.
Te van a llamar Cuentón, el Breve.
Unos besos.
HERMOSAMENTE TRISTE. DEMUESTRAS GRAN SENSIBILIDAD Y DOMINAS EL ARTE DE NARRAR.
ResponderEliminarILDUARA
Gracias, Ilduara.
EliminarUn placer recibir comentarios tan agradables.
Besos.
Misterio y amor mezclados en una historia breve que nos dice mucho.
ResponderEliminarBesos Towanda
Hola, Gamyr.
EliminarPues muchas gracias.
Eres un solete.
Besos, bonita.
Y se acordará siempre, porque la lleva en el alma y no ha dejado de quererla y, cada año que pase sin ella, se sentirá más solo y querrá que llegue su hora para poder volver a verla.
ResponderEliminar¡Precioso!
Te dejo un fuerte abrazo con mis cariños.
kasioles