30 noviembre 2010

¡No te lo puedes perder!


No sé si habéis oído hablar de la Fundación Theodora. Pues bien esta Fundación se dedica a visitar a niños enfermos y a hacerles sonreir. Son payasos, "los Doctores Sonrisa",  vestidos de médicos... ¡Son increíbles!. Yo les vi en el Hospital "Niño Jesús", en Madrid. Fijaos qué bonito: "Usar la risa como medicina"

Los Doctores Sonrisa juegan, improvisan y orientan sus visitas personalizadas hacia el niño, intentando que, por un periodo de tiempo, olvide dónde se encuentra y descubra un mundo de color, música, magia y sonrisas... Ese  mundo de sueños, que tanto me gusta siempre a mí.


A través de una recién estrenada amiga he tenido conocimiento de que, por cada  visionado del mismo, la empresa "Miguelañez" donará a Theodora una pequeña cantidad.  A nosotros no nos cuesta nada pero a la Fundación les darán unos pocos céntimos...

No tardarás mucho en verlo y al hacerlo ¡podemos ayudar!.

Por si no hubiera subido bien el video el enlace es éste www.sonrisasdulces.com . Clicka y visiónalo.

Muchas gracias.



27 noviembre 2010

¿Qué está pasando en el Sáhara? II



Lo primero que hago, desde hace 3 semanas, cuando tengo un periódico en mis manos es buscar información sobre el Sáhara. Hoy, según mi calendario, 27 de noviembre de 2010 leo que "la Fiscalía de la Audiencia Nacional considera que los recientes acontecimientos en el Aaiún encajan en varios delitos de lesa humanidad (es decir que son crímenes que, por su aberrante naturaleza, ofenden, agravian e injurian a la humanidad en su conjunto), pero deja en manos de Marruecos la decisión de abrir una investigación".  ¿Cómo?

Según el propio Rubalcaba "... vamos a esperar que termine, para ver los resultados".

¿Quién va a supervisar esa investigación? -me pregunto yo, que no entiendo de ésto-. Y me sigo preguntando más cosas:
¿Por qué en 2007, el juez Garzón abrió una querella por presunto genocidio en el Sáhara (en la que están imputados varios altos cargos marroquíes) y se abrió sin esperar a que Marruecos informara sobre sus propias actuaciones?. Ahora, ¿esperamos? ¿Por qué?.

La ONG internacional Human Rights Watch confirma, en un informe elaborado al respecto con fecha 26 de noviembre, que hubo torturas. Cuentan con pruebas de que las fuerzas de seguridad abrieron fuego en El Aaiún.

Hablan de palizas, torturas, insultos racistas, violaciones, ataques a civiles en sus propias casas y uso desproporcionado de la fuerza contra el pueblo saharaui (que demandaban mejoras sociales desde su campamento "Dignidad").

Los testimonios que recoge el Informe no dejan lugar a duda de la violenta represión que se está ejerciendo en un territorio tan solo a 1.000 Km de la Europa civilizada.

Human Rights Watch exige a Marruecos que detenga las torturas y lleva a cabo una investigación independiente sobre los abusos y se compromete a "monitorizar" la investigación.


El Gobierno, el nuestro, guardó ayer silencio sobre el informe de la organización Human Rights Watch  asegurando "desconocer" el contenido del  mismo y, con ello, evitar pronunciarse en lo lógico:  la condena de los hechos. Bueno, las palabras del Jefe del Ejecutivo no tienen desperdicio: "No suscribo la condena a Marruecos porque no está en la resolución del Parlamento Europeo" ... (y se quedó "tan ancho").

Me recuerda un poco, salvando las distancias, a Scarlett O´Hara la protagonista de "Lo que el viento se llevó" cuando decía: "Ya lo pensaré mañana".
Esta orgullosa mujer no tenía nunca tiempo para los remordimientos. Su única preocupación, aparte de conseguir el amor del "chico blando", era salir adelante, no ser vencida nunca por las penalidades, ni por la guerra, ni por el enemigo y conseguir dinero para "nunca más, pasar hambre".
 ¡Claro está que ella tenía un par de ovarios; los mismos que faltan ahora para echarle güevos!.

PD: No servirá para nada pero ¡al menos!, me desahogo...

23 noviembre 2010

Antonio Meño Ortega


No voy a dejar que pase ni un solo día más sin contaros la dura historia de Antonio Meño Ortega. 42 años de edad, de los cuales ha pasado 21 en coma por una negligencia médica.

Antonio, estudiante de Derecho y buen deportista, entró en quirófano para someterse a una rinoplastia (operación estética de retoque de la nariz). En principio, algo sencillo que no entrañaba mayores complicaciones. Pero, como casi en todas las cosas mundanas, hubo un "pero"... ,esta vez, debido a la mala praxis del anestesista que le asistió en la operación. No volvió nunca al mundo de la consciencia. Quedó en coma irreversible.

La familia, como es natural, demandó en los tribunales y el anestesista fue condenado a pagar una fuerte indemnización. El caso fue subiendo de instancia... Audiencia Provincial, Tribunal Supremo... Y ¿qué fue lo que sucedió?:

Rechazaron las demandas de la familia por considerar que no hubo tal negligencia. Se anuló la sentencia y, como consecuencia, quedó sin efecto la indemnización.



Han sido años de peleas en los juzgados ya que los padres de Antonio no se rindieron nunca.

En el año 2008 el Tribunal Supremo absuelve definitivamente a la clínica y al anestesista de la operación y resuelve que los Meño Ortega deberán pagar las costas judiciales que ascienden a 400.000€.

En ese momento madre e hijo inician su protesta instalándose en una chabola en pleno centro de Madrid, en una plaza próxima a la Puerta del Sol  (dónde cada 31 de diciembre se retransmiten las Campanadas de Fin de Año).  Quiero con ésto decir que la protesta se hizo efectiva en lugar visible de la ciudad...

Yo misma, les vi una tarde que acudía a un "mandado" (eran tiempos en que me dió por hacer cosas de bisutería y necesitaba materiales para ello). Me sorprendió el lugar y me acerqué un poco más sin saber muy bien qué era aquéllo. Entonces vi a Juana, la madre del joven, levantando el plástico "cián" que era la puerta de su protesta. Le reconocí de inmediato porque había visto su cara en televisión y en prensa. Dudé en aproximarme más para hablar con ella y darle mi apoyo, un beso, firmar donde hiciera falta, decírle lo que le admiraba por lo que estaba haciendo y felicitarle por el par de "ovarios" que tenía...  Pero había demasiada gente alrededor de "chamizo" y, como es una constante en mi vida, ¡iba con prisa!.

Ahora, veintiún años después, aparece un testigo presencial (ocultado por la clínica) que paseando un día por la zona ve a Juana y "cae en la cuenta" de que conoce a Juana; de que desconocía el desarrollo de acontecimientos de su caso; de que ¡yo qué sé! en que cuenta cayó ... Voluntariamente fue a declarar.

En este punto yo me hago preguntas que no sé responder: ¿cómo aparece un testigo 21 años después? ¿calló por puro corporativismo?  ¿recibió presiones para mantenerle con la boca cerrada?  o ¿problemas de conciencia?.
De cualquier manera es de agradecerle el que lo haya hecho ya que, tras  21 años de disputas en tribunales y 522 días de protesta en la calle, la famila Meño-Ortega levantó esta semana su campamento y volvieron a casa:

¡POR FIN LES HABÍAN ESCUCHADO!

Este testigo era un médico en prácticas presente en la intervención que ha ido voluntariamente a declarar revelando la negligencia cometida por el anestesista (que operaba a dos personas a la vez). Éste, el anestesista, se ausentó del quirófano por espacio de diez minutos que resultaron fatídicos para Antonio. Al joven se le salió el tubo de la anestesia, lo que le produjo el daño cerebral irreversible que le mantiene postrado, desde entonces, en una cama y con supervisión constante las 24 horas.

Este testimonio ha hecho que el caso se reabra. La pasada semana el Tribunal Supremo consideró "acreditada la maquinación fraudulenta", es decir, que la clínica ocultó en su propio interés la existencia de este médico en prácticas.

Aún habremos de esperar la reacción de clínica y anestesista. Los padres de Antonio Meño Ortega, ya sexagenarios, no quieren nuevos juicios. Pretenden llegar un acuerdo económico que asegure la atención de su hijo cuando ellos falten. Así que  ¡por caridad! dejen a esta familia descansar en paz y no les metan en más peleas judiciales con recursos y más recursos.
Porque además es que... ¡TENÍAN RAZÓN!

Ah! por cierto, el nombre de la clínica es Nuestra Señora de América y el del anestesista, Dr. González Martín.


21 noviembre 2010

"Encantada de conocerte" (2ª parte y fin)

Avisé a la familia sin entender muy bien qué era lo que había pasado. ¿No dijeron que era un sarpullido? ¿quizá gastroenteritis?. Las carreras fueron contínuas por los pasillos durante horas. Médicos con aspecto serio entraban y salían sin decir nada. ¿Qué era realmente lo que había pasado?. ¿Una alergia?, ¿deshidratación?...

Dos, tres o cuatro horas después nos dieron el diagnóstico. No soy médico ni entiendo su argot pero, de entre toda la verborrea técnica que salió por la boca de dos doctores, entendí la gravedad con solo escuchar dos palabras: "septicemia... coma".

En los dos días siguientes no hubo variación: Estado crítico. 

Pensé hasta en "hacer un pacto con el d...... ". Le hubiera vendido mi alma si sanabas porque, en este punto de la historia, ¡vivía por y para ti!. El resto del mundo me había dejado de importar. Cosas como comer, dormir, peinarme o salir habían pasado a un segundo, tercer o cuarto plano. Sentía que me ahogaba. Solo podía entrar dos veces al día a visitarte, una por la mañana y otra por la tarde y tan solo media hora... No era suficiente.

Fueron tres meses agotadores pero ¡lo superaste y con nota!. Saliste de la Unidad de Cuidados Intensivos diciendo: "¡Mamá, lo hemos conseguido". 
Eras una gran luchadora y lo sigues siendo. Cada vez que la vida te pega un duro revés, levantas el puño y le marcas un derechazo para dejarla KO. ¡Cuánto te admiro y más aún cuánto te amo!.

El año siguiente fue de recuperación. Lo pasaste en silla de ruedas, sin un mal gesto para nadie, con alegría... ¡Increíble!.

A pesar de que hemos pasado juntas muchos momentos malos, o muy malos, estoy encantada de haberte conocido, ya que los momentos buenos, han sido... ¡extraordinariamente buenos!.

Esta es, a grandes rasgos, una pequeña parte de la historia de mi hija menor. Vino al mundo a los poco más de ocho meses de gestación, en el mes de febrero. En esos días a las puertas de la clínica, en que nació, una persona murió en la calle "como un perro" porque le fue negado el auxilio... otra historia dura que requerirá otro tiempo y otro espacio.


Hoy tiene 19 años (dieciocho meses menos que su hermana mayor) y estudia 2º de Filosofía. En este punto no compartimos demasiadas cosas, dígo en lo que se refiere a la Filosofía, que recuerdo como asignatura insufrible. Su hermana, ¡ vamos, mi hija mayor!, la que comenté que no hablaba mucho de chiquita, es ahora una excelente conversadora.

Es una "gran" chica. Esa pequeñita de apenas dos kilos y medio es ahora una auténtica mujerona.

Nació con una discapacidad física de la que nunca fui avisada por mi ginecólogo. Es una persona maravillosa que intenta día a día sortear las barreras que la sociedad "impone" a las personas como ella. También aprende a diario a tropezar con barreras humanas que son las más duras. Creo que es feliz.

Me he permitido publicar esta parte de su vida porque muchas de esas vivencias aunque, sea un "poquito", me pertenecen también a mí y he querído contar al mundo lo especial que es.


Aunque lo haya repetido varias veces a lo largo del texto, no me canso de decir lo contenta que estoy de haberle conocido y de darle las gracias por todo lo que ha aportado, aporta y va a seguir aportando a nuestra familia.

 

 La foto está tomada de relatosdeesperanza.blogspot. Gracias.

19 noviembre 2010

"Encantada de conocerte" (1ª parte)

Hace muchos años que te conocí. Ya van para veinte. Era febrero y el frío no respetaba a nadie. Tampoco la lluvia. Recuerdo que nos presentó un médico, antipático donde los haya, en un hospital. Ese día yo estaba esperando. Hacía 8 meses que acudía puntualmente a mi revisión. Para ti era el primer contacto. Es curioso que, a pesar de conocer a tu hermana año y medio atrás, fuera un extraño el que se encargara de las presentaciones. Ella nunca me había hablado de ti; bien cierto es, que hablaba poco. Dr. Chinchilla era su nombre. Ginecología, Obstetricia y Tocología. Tú lo tienes olvidado aunque, en la memoria de mi procesador, aparece a menudo y nunca con agrado. Pero eso sería otra historia para otro momento.

Te recuerdo hermosísima, menudita, de piel muy clara, tranquila... quizá un poco sóla e indefensa. Todo lo contrario a la primera imagen que me viene a la mente cuando recuerdo a tu hermana, salvo por lo de "menuda".

En la sala te perdí de vista mientras el doctor te atendía y, desde lejos, te oí llorar. No te estaban dando buenas noticias. ¡Lástima, pequeña!.

Cuando, de nuevo, te tuve delante y vi tu cara sonrosada por el llanto te cogí la mano (tan pequeñita) y la apreté en un gesto de "colegas"... Sin mediar palabra te "adopté" par mí. Quise transmitirte con el gesto que iba a estar a tu lado sin saber bien para qué ni, en ese momento, para cuanto tiempo. "¡Tranquila, porque no estás sóla!".

El día siguiente, y los siguientes al siguiente fueron un deambular de consulta en consulta; de pruebas y más pruebas; radiografías, scanner, TAC y resonancias... Asístí a todo este peregrinar tuyo como acompañante. Tú lo sufristes y yo no te pude evitar ni una sóla de las "perrerías" que te hicieron. Todo lo sentí desde atrás.

Me impresionó ¡TANTO! tu entereza -teniendo en cuenta tu "tamaño"- que, desde el minuto uno, estuve encantada de conocerte... Estarás de acuerdo conmigo en que "concectamos" desde el primer día.

Es posible que descuidara un poco la relación que tenía con tu hermana y también es probable que se sintiera un poco celosilla por ello,  pero tú me necesitabas completa: cuerpo y mente en exclusiva al ciento por ciento. Con ésto no quiero decir que ella se hubiera desentendido de tu problema, ¡NO!, sino que no era capaz de entender el alcance y la gravedad del mismo. Era demasiado joven.

Los seis años siguientes no fueron fáciles, para tí. Dolorosas intervenciones quirúrgicas y meses interminables postrada en una cama. Lechos preparados en hospitales y en tu casa. Recuerdo una Nochebuena "celebrada" en tu habitación. Ese mismo año también tomamos, nueve personas, en  nueve metros cuadrados las 12 uvas.

Los veranos, que no estabas hospitalizada o convaleciente en casa, los pasabas en un bungalow de tus abuelos en el Mar Menor. Lo compraron expresamente para ti por el poder medicinal y curativo de las aguas cálidas de la zona, buenas para los huesos.

¡Cuantas vivencias!.

El séptimo año lo recuerdo con verdadera angustia porque tu vida estuvo pendiente de un hilo... Tras una de las numerosas operaciones que sufriste, no te encontrabas bien, aunque te esforzabas en mantener la sonrisa. No en vano, ya nos conocíamos un "tiempecito" y sabías que verte mal me preocupaba. A ratos te quedabas dormida. Me pareció que te sumergías en un terreno fangoso que te atrapaba. Naúseas continuas. El color voló de tus mejillas. La "cosa" no iba bien. Algo estaba fallando. Respiración descompasada, sin armonía. Inspiración, expiración y un quejido... que yo entendía de dolor. "¿Te duele algo, bonita?". No, estoy bien... solo un poco cansada. Paradas en el ritmo.

¿Dónde estaba ahora tu "hado"? Ése que aparecía en los cuentos que te contaba ¿Y el ángel de la guarda que protege a  todos los niños? ¿Por qué nadie te echaba una mano?. Ni magia ni religión estaban por aliviarte el dolor. Sentí que perdías las fuerzas... que abandonabas la lucha.

No eran habituales mis visitas a la Iglesia, aunque éso es también otra historia que pertenece a otro lugar. Ahora quería intentarlo todo. Pasé por una, entré y recé para que mejoraras.
Ese mismo día lejos de mejorar, empeoraste.


La ambulancia no tardó en venir. Con la sirena puesta sorteando coches y autobuses, saltándonos todos los semáforos llegamos al Hospital. Te acompañé mientras te hacían la primera exploración. Parece que decían que se trataba de un exantema en la piel con algo de gastroenteritis. De repente: "¡Salga, señora!... ¡salga!.
Suero a chorro...". Pero ¿qué estaba pasando?. La camilla salió veloz del gabinete empujada por cuatro sanitarios... "¡Rápido, a la UCI". Tres plantas de ascensor; un pasillo ancho y oscuro y un letrero: "Unidad de Cuidados Intensivos".  "Espere aquí"... Tu camilla continuó el camino acompañada del personal médico y sanitario en veloz carrera... "¡Sin constantes, rápido!". Te perdí de vista.

Permanecí de pie en el pasillo inmóvil, no sé cuánto tiempo... Salí de mi catatonia al escuchar a un doctor que  me preguntaba si estaba sola. Recuerdo sus siguientes palabras: "La paciente se encuentra en estado crítico. Debe avisar a algún familiar".


(continuará)

17 noviembre 2010

El "llamador de ángeles" (parte III y última)


Abrí la puerta como una exhalación ya que había decidido "montar una buena bronca". Sí, éso era lo que iba a hacer. ¿Burlarse de mí? y ¿en compañía de la enfermera de turno?... ¡No y mil veces, no! . Al menos, les haría pasar un "pequeño mal rato"...

Y allí estabas tú, Armando, mi amor... Te reconocí al entrar sin que nadie me dijera nada. Postrado en una cama, lleno de tubos y máquinas por todos lados, en semiinconsciencia. Supe que eras tú porque en esa estancia se respiraba vida y porque, por primera vez en días, sentía paz. Me quedé petrificada en el umbral de la habitación sin poder dar un paso.

La enfermera estaba colocando mi paquete de estrellas de colores en una mesita junto a las últimas cartas que te escribí, aún sin abrir. Había un jarrón con una rosa fresca, como recién cortada. Entre los pétalos una tarjeta con una leyenda manuscrita a pluma: "Para mi gran amor". Al lado opuesto, una pequeña cajita envuelta...  ¡en papel negro con estrellas de colores!.

Cuando todo estuvo perfectamente dispuesto, la joven enfermera, se giró hacia mí, con la pequeña cajita en la mano. Tenía unos ojos verdaderamente preciosos. Me miró con una sonrisa plagada de tristeza y me llamó por mi nombre:  "Alba, Armando te estaba esperando". Entonces me dió la caja; una carta que sacó del bolsillo de su chaqueta; me acarició con dulzura la mejilla y se desvaneció de la sala sin hacer el más leve ruido.

Una vez sólos, me senté en la cama, te tomé de la mano y te besé... mejillas, frente, ojos, labios...  ¡Dios sabe cuánto!. Me acurruqué a tu lado y te toqué la piel. Te respiré profundo y te abrazé tan fuerte que temí lastimarte... ¡Cómo te amaba!

Te susurré al oído que te amaba y una sonrisa se dibujó débilmente en tu rostro consumido por la enfermedad. Aprestaste mi mano con las últimas fuerzas que te quedaban y me llené de tu amor sabiendo que mis sentimientos siempre habían sido correspondidos.

Mi historia acabó hace algunos días. 

Cuando tengo ganas de llorar, leo la carta que dejaste para mí. Querías explicarme que nuestra correspondencia que, también, empezó como un juego para ti se convirtió en tu razón para seguir viviendo. Supe por las personas que te conocieron, en los últimos tiempos, que habías sido desahuciado por la medicina; que no había ninguna esperanza para ti. Tu caso era muy complicado.  Y, también, que cuando recibiste mis misivas empezaste a mejorar. Incluso, dicho por los médicos, "mejorar bastante". Tanta era la nueva fuerza que notaste, que quisite conocerme: " ¡Dios mío, tú también querías una cita!"... 

La realidad fue otra.  Tus deseos y los designios dibujados para ti iban en direcciones opuestas. El cuadro clínico empeoró. En todo momento te tuvieron al corriente, aunque no hicieron falta demasiadas explicaciones. Lo supiste, sin más. Inclusive para preparar tu marcha fuiste un caballero. Hasta el último momento, en que conservaste tu lucidez, pediste una rosa fresca a diario en tu habitación... ¡Siempre me esperaste!.

Como decía,  mi historia terminó hace tan solo unos días pero no la semilla del amor; la serenidad y los sueños y proyectos que Armando plantó en mí. Ésa, está germinando con fuerza, regada con el inmenso amor que aún le profeso.

Cuando abrí la cajita envuelta en igual papel que el que yo elegí para él, descubrí un "llamador de ángeles". Me lo colgé inmediatamente del cuello.  Era una bolita de plata con sonido... y una nueva leyenda, ¡la última!, que él dejó para mí:

 
"Hace miles de años un grupo de duendes buenos huyeron del bosque donde vivían porque un enorme peligro les acechaba. Numerosas hordas de horcos, troles, goblins y redcaps estaban empeñados en hacerles daño. Encontraron un lugar mejor, alejado y en paz. Allí hicieron amistad con los ángeles. Éstos, viéndoles tan indefensos, les regalaron un colgante en forma de bola en cuyo interior habían dispuesto unas pequeñas campanitas que sonaban al agitarlo.
Cada uno sonaba de manera diferente a los demás. Ésto era para que cada ángel identificara el sonido de su duende protegido. Cuando alguno se sintiera en peligro lo haría sonar y su ángel acudiría en su ayuda.
Sólo había una condición y era que siempre lo utilizarían con corrección, nunca para obtener un beneficio propio... Porque si no la ¡magia desaparecería!".


Ahora, en esos días en que no me siento demasiado bien porque la pena me llena, agarro fuertemente con mi mano el "llamador de ángeles" y tengo deseos de hacerlo sonar, y que vengas en mi ayuda como en el cuento... Pero no quiero que la magia desaparezca, así que sólo lo aprieto con fuerza contra mi pecho; cierro los ojos; recuerdo todas y cada una de tus palabras y sonrío.




Y es que yo era como uno de esos duendecillos asustado que huía de todo hasta que le conocí...





15 noviembre 2010

El "llamador de ángeles" (parte II)

Tomé la carta con ansia y rabia del buzón.  Me la llevé primero al pecho y luego a la cara, acariciádome. Así era capaz de sentir tu proximidad.  Ese había sido mi protocolo, con todas las que fui recibiendo, durante tantos meses. Esta vez, aún antes de abrirla, no sé si fue el sobre, el sello o no sé muy bien decir qué, presentí que algo no iba bien. Empezaste contándome una leyenda sobre ángeles (siempre me contabas cosas desconocidas para mí). Ésta me sonó especialmente bella y tras unas palabras afectuosas, que yo sentí como el mismo hielo, me decías adios. 

Habías aceptado un trabajo en el extranjero y dejarías Madrid por un largo tiempo... Me intentabas animar por la ruptura, desde ese trozo de papel, con disculpas tan manidas como que yo había sido la persona más importante de tu vida y tu razón de vivir en los últimos tiempos, que era maravillosa... Y bla bla bla... para finalizar firmando: "Intenta por todos los medios ser feliz. Tuyo para siempre. Armando". Esa fue tu despedida. 

No imaginas lo que fui capaz de llorar. Lo hacía a gritos, en la soledad de mi cuarto y, aprendí a hacerlo, en silencio. Es duro llorar en silencio porque las lágrimas y el llanto se quedan ahogados y te presionan el pecho como una losa. Y así, durante varios días con sus respectivas noches...

Primero me culpé a mí misma, pero ¿de qué?. Si es que no era capaz de entender qué era lo que había hecho mal. Luego te culpé a ti con palabras muy duras que jamás vocalicé y por último cogí papel y pluma (algo bello que aprehendí de ti) y te volví a escribir.

Mi siguiente carta y las que le siguieron no obtuvieron respuesta pero, tampoco me fueron devueltas, por lo que supuse que tú las seguías recogiendo de tu casillero...

Por eso te hice ese paquete enorme forrado de colores vistosos. Lo tenía muy fácil, una vez localizada la oficina donde se ubicaba tu apartado... era cuestión de tiempo que fueras a recogerlo. Me había convertido en una auténtica CSI.

Y allí estaba yo (por tercer día consecutivo) en la puerta de Correos: "taconazos", pelo alisado en la peluquería; sombra oscura para remarcar mis ojos; un par de pasadas de un buen rimmel en las pestañas; lip gloss y un colorete nuevo. ¡Menudo pivón!, me decía a mí misma, ¡"Peazo" tía!... Palabras que me repetía en silencio cientos de veces, en tanto esperaba. Estaba muy segura de que la espera merecería la pena.

¿Por qué "adios" de esa manera?. No lo entendía. Te había permitido escudriñar en mi interior y yo lo había hecho igualmente en ti, con tu aceptación... Y ahora ¿qué?, ¿otro desengaño amoroso para mi lista?. Pero ¿por qué?. .. ¡Uf!.. ¡Respira hondo, Alba! . ¡Ánimo chica y cambia el pensamiento por otro más positivo!...

En esos diálogos internos estaba cuando ví el paquete que preparé para tí en los brazos de otra mujer.
¡Se me  partió el corazón! y las lágrimas saltaron de mis ojos, una tras otra,  embadurnándome el rimmel con la sombra y el colorete... ¡Pobre chica tonta! ¡pobre niñata! -con esas frases me castigué por estúpida- ¿Era otra mujer la razón por la que me dijiste adios?.
 
No sé por qué pero le seguí. Fui tras ella sin una intención previa. No pretendía daros el gustazo de verme "montar un pollo". Lo único que quería era verte por primera y última vez; saber dónde te escondías. ¡Maldito cobarde!.

Llevaba un bonito abrigo color camel. Cruzó la calle mirando a ambos lados. Pude verle la cara. Era muy hermosa. Avanzó hasta una glorieta y giró a la derecha para pararse a hablar con una mujer vestida de enfermera. Prosiguió unos metros más y entró en un hospital. Soltó en paquete en recepción, se quitó el abrigo bajo el cual llevaba una falda de peto blanco con camisa azul cielo y se puso una cofia blanca de enfermera.

Ya lo imaginé ¡estaba tan claro!... Eras médico en ese hospital y ella sería uno de tus ligues. Era tan fácil habérmelo dicho. Tal vez hubiera pasado unos días en shock pero lo habría entendido... Pero, ¡qué ruín! inventar una huída por motivos de trabajo en el extranjero.

Continué siguiendo a la hermosa enfermera a través de un pasillo muy ancho. Aún llevaba el paquete negro con estrellas de colores en sus manos. La verdad es que el envoltorio era cualquier cosa, menos discreto. Pero aquéllo tenía su sentido. De niña, siempre soñaba con un cielo muy negro, muy negro, repleto de estrellas de muchos colores (¡cuántas veces te lo referí en mis cartas!). Imaginaba que según su color encerraban princesas, hadas, elfos, duendes, angelitos... o brujas malvadas. El color que elegía para cada estrella, guardaba una historia diferente. Así la estrella rosa era la de una joven princesa prometida con el príncipe de sus sueños; la verde era  la de una princesa jardinera que no se quería casar; la azul era el castillo de un hada, etc, etc, etc...

La joven enfermera cogió el ascensor. Yo, también. Aunque entré tras ella me hice hueco para colocarme al fondo; no quería sentir sus ojos clavados en mi "cogote". Salió del ascensor y, de nuevo, otro pasillo que caminó -yo detrás- para pararse frente a la puerta de la habitación 11. Tomó aire, abrió la puerta y entró.

Allí estaría, bien seguro, mi amado Armando esperándole. Tal vez, juntos, se reirían de la tonta que había hecho semejante envío. No recuerdo ahora la cantidad de pensamientos que volaban por mi cabeza en esos momentos. No sabía hacia donde tirar... Entrar allí, y reírnos los tres, o montar un escándalo o marcharme por dónde acababa de venir.   
                  
                                                   (Continuará)

14 noviembre 2010

El "llamador de ángeles" (parte I)

Lo tenía todo decidido. Hoy iba a ser el día en que descubriría, ¡por fín!, el por qué de tu silencio al pedirte una cita. 

Me levanté nerviosa y me arreglé de manera especial porque supe que te conocería. Me dirigí a la puerta de la oficina de Correos donde, después de semanas de pesquisas casi "policiales", se ubicaba la dirección de tu apartado. Ya me habían dicho que la información del domicilio del titular no se facilitaba a nadie pero, hasta para eso, ya tenía la solución: te había enviado un gran paquete envuelto en papel negro con estrellas de colores... quizá algo exagerado pero ideal para mis propósitos.

Nuestra historia comenzó siete meses atrás como si de un juego se tratase. Estaba ojeando una revista y al llegar a la sección de "contactos" te descubrí: "Armando, 35 años. Soñador, serio y formal. Me gustaría mantener correspondencia con mujeres, de edad similar a la mía, para amistad". Como datos de contacto, únicamente, Armando y en la dirección, un apartado postal.

Me gustó tu nombre y que eras un soñador. Lo de serio y formal me pareció un poco antiguo. Te escribí mi primera carta y te conté que me llamaba Alba, que tenía 30 años; varios desengaños amorosos; que trabajaba de cajera en un super y que quería, simplemente, conversar. Estaba harta de conocer "tipos" de aquí te pillo, aquí te mato. Nunca había hecho nada igual, ponerme a conversar con un desconocido, y me pareció algo diferente.

En una semana tuve tu respuesta. Me dabas las gracias por haber contestado tu anuncio, también me escribiste que eras divorciado, que te gustaba el cine, leer, conversar, viajar, reir y, sobre todo, soñar -dormido o despierto- pero soñar... Creo que me "enganché" ya en esa primera carta. Te respondí abriéndote más mi corazón...

Nuestras misivas volaban en una y otra dirección como flechas en un campo de batalla. Cada semana, sin falta, recibía tus buenas nuevas y yo te envíaba mis grandes penas, mis cabreos con el jefe o con algún compañero. Siempre tenías la palabra oportuna y la acción justa a seguir... Me enamoré, lo confieso... me enamoré. Sin haberte visto nunca y sin conocer tu físico -algo importántisimo, en ese momento de mi vida, para mí- me sentía profundamente enamorada de una persona que escribía palabras tan hermosas para mí, porque de ellas emanaba "vida". Te lo dije por carta: "Armando, me he enamorado...". Quería conocerte en persona y tocarte la piel y respirar el mismo aire que tú. Tardaste en responderme más de lo normal. Me asusté pensando que rechazabas un posible compromiso. Sentía desasosiego y estuve días enteros de mal humor. Miraba el buzón cada dos horas, todos los días. La espera se me hacía interminable.

Por fin el día que hacía el 18, sin noticias tuyas, me contestaste...


 (continuará)


13 noviembre 2010

¿Qué está pasando en el Sáhara?


(mapa del Sáhara de bitalqora.blogspot)
Antes de comenzar creo que sería bueno hacer una breve reseña histórica:
-Desde el año 1884 hay presencia española en este territorio.
-1958. El Sáhara pasa a ser provincia española. La provincia 53.
-1973. Se inicia el proceso de autodeterminación. Nace el Frente Polisario.
-1974. España anuncia referéndum de autodeterminación para 1975.
-1975. Hassan II anuncia una marcha pacífica de marroquíes en dirección al Sáhara. ("Marcha Verde").
 La Marcha Verde junto con EEUU y Francia llegan a los Acuerdos de Madrid (para Mauritania, Marruecos y España) por los que se establece que la presencia española en el territorio finalizará el 28 de febrero de 1976.
-1976. El 12 de enero, las últimas tropas españolas abandonan el Sáhara. Simultáneamente Marruecos y Mauritania lo ocuparon. Comienzan las guerras de guerrillas entre las tropas de ocupación y el Frente Polisario.
-1979. Mauritania se retira y Marruecos ocupa la parte mauritana del territorio.

La ONU nunca ha reconocido la soberanía de Marruecos sobre el territorio del Sáhara.
Por tanto, entiendo que se trata de algo ilegal... que dura más de 30 años.

Resumiendo, que nos marchamos del territorio y les dejamos "en bolas", con las consignas en nuestras mochila de "¡Ahí te quedas! o ¡Ahí te las apañes!".

¿Qué está pasando treinta años después?...

Marruecos ha asaltado y destruído un campamento saharaui para después ocupar y cerrar al mundo la ciudad de El Aaiún, imponiendo un férreo cerco que impide a los informadores que cuenten al mundo lo que allí está ocurriendo. La prensa española refleja que hay varias decenas de víctimas mortales así como torturas a diferentes familias por las fuerzas de ocupación marroquí. Quizá se esté produciendo un genocidio contra la población. También hay constancia de un español muerto en este clima de extrema violencia.

¿Cómo se pronuncia el Gobierno al respecto?
...Por supuesto, sin condenar los hechos...

El Presidente se limita a afirmar que la postura española (-será la de mirar hacia el otro lado, porque no veo otra postura-) es "responsable, sensata y la prudente para la solución del conflicto y para los intereses de España que es, lo que el Gobierno tiene que poner por delante".

La titular de Exteriores díce que las relaciones con Marruecos son esenciales y se trata de política de Estado. Por encima de todo hay que "defender los intereses que afectan a la seguridad, a la política de inmigración y a la economía y Marruecos es un socio clave". ¿Socio, por encima de las vidas de tantas personas?.

El Vicepresidente primero, tras una semana de mutismo, califica la masacre como "sucesos acaecidos en Marruecos". ¡Qué fuerte!

Y dígo yo: "Todo ésto ¿no es -al menos- condenable?, ¿dónde quedan ahora los derechos humanos?,
¿por qué ninguna potencia occidental defiende al pueblo saharaoui?...

Este conflicto se puede explicar, aunque no comprender, así:

Primero por las ansias desmedidas y expansionistas de Marruecos que reclama, además de la adhesión del Sáhara Occidental, las regiones argelinas de Bechar y Tinduf, así como Ceuta y Melilla. (Me imagino cómo deben sentirse los españoles de estas dos ciudades).

Segundo, por motivos económicos. El Sáhara dispone del cuarto yacimiento de fosfatos más grande del mundo y de un gran banco pesquero. Además de  importantes explotaciones de sal, hierro y una configuración de su suelo proclive a la existencia de pozos de gas y petróleo. Estas condiciones hace que sea un "pastelito" apetecible para no compartir.

Tercer motivo:  Francia es aliada de Marruecos. Le ha apoyado económica, política y militarmente lo que les ha generado importantes beneficios y nunca ha visto con buenos ojos la posibilidad de que un país hispanófono se independizase en medio de su territorio francófono-africano de influencia. No conviene contrariar a Le Roi, "l´enfant terrible".

Cuarto.  EEUU, por razones estratégicas, del territorio. Marruecos siempre ha sido el aliado fiel de Washington en el Norte de África y ahora no "toca" condenar la masacre

Quinto. España que gira la cabeza.  El reino de Marruecos siempre ha tejido unas relaciones personales satisfactorias con la mayoría de los gobernantes españoles (a pesar de que, en ocasiones, éstos se hayan "bajado los pantalones" en la corte alaouí). La postura española aparece ligada al control migratorio, los intereses empresariales y la conservación de Ceuta y Melilla; el resto, se trata de otra historia que les 
importa "un güevo"...

Insisto en la localización de los derechos humanos de tantos cientos de miles de personas de la ex-provincia 53  (algunas con DNI español) ¿dónde quedan? ...
... Pues justo, justo, detrás de un montón de intereses económicos y políticos...
 ¡COMO SIEMPRE!


09 noviembre 2010

Welcome "Ye"

La nueva edición de la  Ortografía de la Real Academia Española, trata de ser "razonada y exhaustiva pero simple y legible". Y sobre todo "coherente" con los usos de los hablantes y las reglas gramaticales.

La Nueva Ortografía propone un solo nombre para cada letra: be para b; uve para v; doble uve para W; ye para y (en lugar de i griega). Como consecuencia la i latina, pasa a denominarse simplemente i.

Y griega e i latina desposeídas de sus apellidos; de sus señas de identidad...  Algo muy coherente y altamente razonado.

Catar y no Qatar. La letra k ya es plenamente española, de ahí que se elimine la q como letra que representa el fonema /k/.  Ahora pasará a escribirse: Irak, Catar y cuórum. Y si alguien prefiere la grafía anterior: "Deberá hacerlo como si se tratase de extranjerismos crudos (Qatar y quorum, en cursiva y sin tilde)".

Y  ¡ya puestos!,  utilizar el fonema /k/ en lugar de la letra "c " cuando fonéticamente sea /"k"/... Así y como despegue de esta nueva ortografía, y en aras de la "Ekonomía del Lenguaje"  se podría lanzar el manifiesto de que "kualkier sonido parecido al de la k será asumido por esta letra".  En adelante, se podría  eskribir: koche, keso, Kijote... kama y konkordia, ¿por ké no?.  Simplificaríamos más y estaríamos en konsonancia con el lenguaje de los SMS. ¿Y  las letras c y z? ¿Por qué no los fusionamos también? ¿Por ké no dezir: zerdo, zinco, zine, ziklista o zíklope?.


Ch y ll ya no son letras del alfabeto sino dígrafos, es decir, "signos ortográficos de dos letras". Así pues las letras del abecedario pasan a ser 27.

Bueno, esto no nos supondrá ningún trauma porque ya lo habíamos observado desde 1999.

Solo café solo, sin tilde- sin distinción entre uso adverbial (llegaron solo hasta aquí) y su uso como adjetivo (Vive solo). Tampoco se acentuarán los demostrativos.

 ¿Vienes solo a verme? o ¿Vienes sólo a verme?. Akí  -yo- percibo cierta intencionalidad  en poner o no el acento ortográfico, pero como kien manda es la RAE ke konsidera que soledad y exklusividad son lo mismo pues no hace falta la tilde...


Guion, también sin tilde.  Igual que hui-huí, riais-riáis, Sion-Sión, truhan-truhán, fie-fié... La nueva Ortografía considera que en estas palabras son "monosílabas a efectos ortográficos" y que, cualquiera sea su forma de pronunciarlas, se escriban siempre sin tilde: guion, hui, riais, Sion, truhan y fie. En este caso la RAE "condena" cualquier otro uso y "escribir guión será una falta de ortografía".


Konfíemos en que las faltas de ortografía no konlleven retirada de puntos en el karné o sanción ekonómica y haremos komo el inglés, ke ha triunfado universalmente sin tildes. Será nuestro sentido komún el  ke delimite a ke se refiere kada vokablo.

 4 o 5 y no 4 ó 5. Hasta ahora, la conjunción "o" se escribía con tilde cuando aparecía entre cifras (4 ó 5 millones). Era una excepción de las reglas de acentuación del español: "era la única palabra átona que podía llevar tilde". Sin embargo, los teclados de ordenador han eliminado "el peligro de confundir la letra "o" con la cifra cero, de tamaño mayor".

¿Y cuando manuscribamos? ¿También el bolígrafo delimitará el peligro de confundir la letra con la cifra?. No es lo mismo 4 o 5 en una pantalla de ordenador o en un documento word ke escrito a mano... Además no todo el mundo quiere, tiene o puede utilizar un ordenador para escribir.

  ¡Kuán  razonada, exhaustiva, simple, legible y sobre todo “koherente” es esta Nueva Ortografía!

 
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