28 mayo 2022

Final inminente

 

Sufría terrores nocturnos, según dijeron los del orfanato. Tenemos la misma edad, pero parece más pequeño. Habla poco, no juega al ajedrez y le aterrorizan los escarabajos. Por algún trauma, supongo. Dice papá que debemos ser amables porque mamá necesita llenar el hueco que dejó Filfa.

Como buen noctívago, cuando se acuesta, no puedo evitar acercarme y susurrarle que esa era la cama de mi hermana muerta. Me chifla verle temblar.

Ayer nos comunicaron sus alergias y mamá comenzó a llorar… Yo las anoté para no confundirme, aunque sospecho que, más pronto que tarde, acabaré equivocándome como la otra vez.



Segundo premio CONCURSO DE MICRORRELATOS "Laberinto de palabras" Escritores de Rivas (Rivas Vaciamadrid)

Una vez es sí. Dos, no

 

Mamá era una mujer especial. Desde que conoció a papá, había documentado nuestras vidas en distintos álbumes. Era una delicia navegar a través de aquella enciclopedia vital repleta de fotos y recortes. En el álbum de estrellas aparecía su noviazgo, el primer beso, la boda. En el azul, el piso nuevo, cada mueble y la ampliación de la droguería. El rosa estaba dedicado a mi nacimiento, mis primeros años de colegio, los disfraces que ella inventaba. En el verde, la infidelidad de papá. Las pocas páginas del álbum negro sugieren dolor, quizás, celos o venganza...

A pesar del tiempo transcurrido, emociona ver que continúan juntos y que ya superaron los malos momentos. Es pura entrega que mamá no lo abandonara cuando supo del engaño, ni tan siquiera cuando papá enfermó repentinamente. Jamás quiso apartarse de su lado. Cada día diluye su medicación en zumo, le limpia los hilillos de baba de la boca, empuja con delicadeza su silla y sigue contando con él para todo. Esta mañana, antes de decidirse por el color de las nuevas cortinas, le ha pedido opinión a papá: «Parpadea una vez si te gustan. Dos, si no».


Microrrelato finalista VIII CERTAMEN DE MICROCUENTOS VALLECAS CALLE DEL LIBRO 2022

18 abril 2022

Dicen


 

Dicen

Ahogado en la laguna encontraron al viejo pescador. Dicen que hace años, se le ahogó una hija allí mismo, que estaba borracho y que aún rumia la culpa. Desde que murió su mujer, acudía cada tarde a ese lugar para reencontrarse con la pequeña. Dicen que se arrojaba sonriendo, con los bolsillos llenos de piedras. Que, cuando llegaba al fondo y sus pulmones rebosaban agua, algún tritón avisaba a la niña, que lo vaciaba y acomodaba en tierra firme hasta que se recomponía. Dicen que tanto dolor lo volvió loco y dicen, también, que desde su nicho la esposa ha celebrado este desenlace.



Finalista semana 25 Relatos en Cadena. Cadena Ser

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