En el siglo IV a. C. un gran pensador, del que después diré su nombre en homenaje a mi hija, se hacía la siguiente pregunta: "¿Para qué ha de servir cualquier gobierno?". Y él mismo se respondía: "Para hacer feliz a su pueblo"...
Dos milenios y varios siglos después ¿en qué ideario de qué gobierno de qué país se hace mención a la felicidad?. La respuesta la he encontrado en prensa el pásado sábado y es en Bután.
Bután es un pequeño país enclavado en el lado oriental del Himalaya, entre China e India, con apenas 700.000 habitantes. El país con la democracia más joven del mundo (poco más de dos años) y con el monarca más joven sobre la faz de la tierra (28 años). Es curioso la forma en que llega la democracia a Bután y es porque el anterior rey, padre del actual, sorprendió a todos al manifestar que la Monarquía tenía muchos fallos y era hora de instaurar la democracia... (bueno, ésto es otra historia).
En el artículo 9 de su Constitución queda establecido lo siguiente: "Corresponde al Estado, el esfuerzo en promover las condiciones propicias para la consecución de la Felicidad Interior Bruta". Parece algo raro si lo comparamos con el PIB, del que todos hablamos porque es tangible, medible en cifras, cuantificable.
Se trata de un concepto tan sencillo como revolucionario que considera que ha llegado el momento en que las sociedades avanzadas dejen únicamente de medirse con baremos de índole material, para empezar a hacerlo con indicadores que cuantifiquen el grado de felicidad de sus ciudadanos.
La FIB (Felicidad Interior Bruta) que según Jigme Thinley, su primer ministro, es un concepto basado en la creencia de que el deseo último y más importante del ser humano es encontrar la felicidad. Ésta se alcanza cuando se equilibran las necesidades del cuerpo y la mente. Además responsabiliza al Estado de la obligación de ayudar al ciudadano a ser feliz, creando las condiciones básicas para cumplir el objetivo: salud, educación, estabilidad política, renta per cápita...
Este Señor que, acaba de participar en la Cumbre de la ONU sobre los Objetivos del Milenio, ha defendido que se incluya la felicidad como uno de esos objetivos. Hasta ahora ningún Gobierno ha expresado objeciones porque ¿quién podría estar abiertamente en contra de la felicidad?.
Habremos de dejar correr el tiempo para ver como se desarrolla esta "maravillosa idea", aunque soy de la opinión de que el mundo camina por otras rutas hacia otros parajes.
Antes de terminar, decir que Bután fue el último país del mundo donde llegó la televisión (año 1999)...Tal vez, tenga algo que ver.
Y una última cosa, como dije en homenaje a mi hija, el pensador que se hizo la pregunta clave fue Aristóteles.
Aprovecho esta tribuna virtual para plasmar qué me importa y de qué manera me afecta... No siempre serán cosas agradables y es una pena. Además os contaré cuentos para dormir o para despertar; unas veces relatos cortos y otras, más largos. Las risas están aseguradas y espero y confío en poder crear un clima agradable, para tod@s aquell@s que decidáis quedaros a conversar. Besos por adelantado de un alma, presuntamente, "gamberra".
26 octubre 2010
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Me llamo Natalia, y el próximo verano iré a Bhután. Ya te contaré.
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