Querida Ana:
Ahora, que sé que no estás pasando una buena situación personal, es el momento de ofrecerme a tí sin reservas.
Cómo me gustaría hacerte entender que conozco el sentimiento de angustia que te embarga; sé a qué sabe la pena.
Cómo me gustaría hacerte el duelo más corto... Pero no conozco la forma de aminorar el dolor. Sólo sé que pasará.
Quisiera conocer las palabras correctas que te consolaran cada momento pero, en ocasiones y cuando hablamos de sentimientos, se me queda corto el vocabulario.
Cómo entiendo tu angustia, tu llanto, tu pena, tu desesperación... tu ánimo venido abajo y, al tiempo, cómo remontas y te ríes a carcajadas, aún con lágrimas en los ojos, por un breve instante. Es en esos momentos, viendo mezcladas las breves risas con el largo lloro, cuando noto lo vulnerable que eres y lo próxima que estás de quebrarte...
Ana, no te cansas de agradecerme que te escuche y quiero que sepas que soy yo la que te da las gracias. Gracias porque, a pesar de la breve andadura que llevamos caminando juntas, me has dejado compartir tu interior; participar de tu tristeza aceptando mi mano para apoyarte... Sin dudarlo me has confiado tu corazón. Y eso, sin conocerme apenas, es de una generosidad inmensa.
Aunque ahora, por el nublado que tienes ante los ojos, no veas la salida yo sé que la hay, No sé hacia dónde tendrás que dirigir tus pasos ni cuánto vas a tardar en encontrarla pero está AHÍ (ojalá que cerca). Confía en estas palabras: "Por más alto que sea un muro... ¡más alto está el cielo!".
Hasta tanto y para lo que necesites te ofrezo una mano cada vez que me la pidas.
Un beso. Mucho ánimo y como dijo Kalil Gibran:
"Del sufrimiento salen almas fuertes".
Aprovecho esta tribuna virtual para plasmar qué me importa y de qué manera me afecta... No siempre serán cosas agradables y es una pena. Además os contaré cuentos para dormir o para despertar; unas veces relatos cortos y otras, más largos. Las risas están aseguradas y espero y confío en poder crear un clima agradable, para tod@s aquell@s que decidáis quedaros a conversar. Besos por adelantado de un alma, presuntamente, "gamberra".
20 octubre 2010
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Cierto, la salida siempre está ahí, de hecho va implícita en cada situación que vivimos, "buena o mejor"... Desconozco el tema que tratáis pero tampoco importa mucho... Más allá de la dureza aparente todo es una lección necesaria... saber verlo... quererlo... suaviza mucho las cosas.
ResponderEliminarKalil Gibran... un regalo...
Un libro amiga: "Los nueve peldaños". Ane y Daniel Merois Givaudan. Luciérnaga... la historia de tu hija...
Un abrazo.
Ernesto, creo que saber que hay salida es, quizá, la única soga a la que agarrarse cuando te sientes víctima de un naufragio...
ResponderEliminarGracias por el libro que me recomiendas, me lo pediré para Reyes; por venir y por tus palabras.
Otro abrazo para ti.
Vaya preciosa carta, no sé porqué hay post que no había leído. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias Ana.
ResponderEliminarquisiera que recomendaras mi page
ResponderEliminarhttp://anaformadevida.blogspot.com/