Un día tal y como el de hoy de hace 2 años, asesinaron a Maores. Sólo tenía 14 años, los mismos que sus dos verdugos. Uno de ellos ha disfrutado ya de su primer permiso en el centro educativo donde cumple condena.
Ese día la niña salió a la calle cuando estos "animales menores" llamaron al telefonillo de su casa y, con engaños, le invitaron a bajar. "¡Sólo cinco minutos, mamá...!". Debió sentir una profunda alegría porque el que llamaba a su puerta no era otro que el chico del que estaba enamorada desde hacía algún tiempo, pero que no le prestaba atención, ¡vamos, que pasaba de ella!. Y ahora, ¡ese mismo galán estaba en la calle esperando que ella saliera!. Imagino su cara de felicidad, saltando los peldaños de las escaleras de dos en dos para llegar presta al lado de su amado y ese corazón de niña enamorada latiendo con fuerza...
Nunca volvió a su casa. Principio y fín para un romance de engaño. Ese mismo día comenzó también el hundimiento de su familia. La pareja de su madre perdió el modesto trabajo que tenía y Herminia, que es el nombre de la madre, tuvo que dejar de ir a limpiar casas porque no tenía fuerzas ni para levantarse de la cama. La relación afectiva con su pareja se truncó y hubo de abandonar el piso en el que vivía para irse a otro, con su hijo y con su madre, porque en palabras de ella misma "en esa casa sólo cabía Maores".
He sabido que comen de la beneficencia, de los vecinos y de Cáritas; que no han recibido un euro de la indemnización que se fijó y que es, la trabajadora social la que compra a Herminia las pastillas que necesita, para no morir de pena.
He leído declaraciones de Herminia en prensa y comparto su dolor cuando manifiesta que: "matan a mi hija como a un perro y en menos de dos años ya están saliendo". Yo, como ella, no entiendo de leyes... Pero es que ¡ni aunque entendiera!...
También he sabido que, en el primer cumpleaños desde que mataron a la niña (hubieran sido 15 los años cumplidos), Herminia se fijó en una de las fotos de Maores que tenía en el salón y vió que brotaban lágrimas de sus ojos. Se acercó para comprobar que no lo estaba imaginando. Más cerca volvió a ver las lágrimas que le limpió con sumo cuidado con la manga de su jersey. Le volvieron a caer otras dos que le volvió a limpiar...
Lloraba Maores... Inmenso dolor el de Herminia.
Le preguntó, posiblemente en su ensoñación, que le "contara a mamá lo que le había pasado"... que se lo explicara para entenderlo y mientras besaba la foto, una y otra vez, le decía: "No llores más bonita, no llores más.". La niña no le contestó.
El macabro final que escribieron para María Dolores Ramírez, Maores, no tiene explicación. Como tampoco lo tuvo el que le dieron a la niña Sandra Palo. En ambos casos se trata de VIOLENCIA EXTREMA, (con letras muy grandes) tramada y ejecutada por menores. ¿Menores?... ¡Las víctimas también lo eran!.
Hace menos de un mes, uno de los monstruos que le mató, sin haber pasado siquiera dos años del luto, disfruta ya de su primer permiso en el centro educativo donde cumple condena.... ¡Parece una burla!.
No tengo palabras, solo sentimientos de rechazo, de ira, de asco, de desconfianza en la sociedad y en algunas leyes y de profunda pena y solidaridad hacia sus madres.
Aprovecho esta tribuna virtual para plasmar qué me importa y de qué manera me afecta... No siempre serán cosas agradables y es una pena. Además os contaré cuentos para dormir o para despertar; unas veces relatos cortos y otras, más largos. Las risas están aseguradas y espero y confío en poder crear un clima agradable, para tod@s aquell@s que decidáis quedaros a conversar. Besos por adelantado de un alma, presuntamente, "gamberra".
31 octubre 2010
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Menudos cabrones!. Se me han saltado las lágrimas porque no conocía esa historia.
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