Dos hombres entraron en el despacho de la décima planta trajeados
de la cabeza a los pies, como pulcros maniquíes expuestos en escaparates de las
tiendas de mayor caché de cualquier “milla de oro”. En sus manos, un portafolios y en ambas cabezas, un discurso ensayado y aprendido.
En ese mismo lugar, de
espaldas a la puerta, observando el mundo a través de una inmensa cristalera se encontraba un
hombre menudo, de aspecto desaliñado, especialmente descuidado ese día.
Uno de los dos varones impolutos, mientras cerraba el inmenso portón de madera lacada, carraspeó
para hacer notar su presencia.
-Tome
asiento, Sr. Sanabria… Tenemos algo muy interesante que proponerle y que le
reportará...
-NO. Mi
respuesta es no; discúlpenme señores…
-P-e-r-o…
ni siquiera ha escuchado nuestras condiciones.
-No hay
peros ni condiciones que valgan. Me voy. Dimito. Au revoir…
Con esas breves palabras y una sonrisa de oreja a oreja dibujada en su cara, el hombrecillo salió satisfecho del despacho poniendo fin a su relación con la empresa.
Germán Sanabria tenía una rara destreza: podía escuchar
lo que sucedía a su alrededor sin tan siquiera estar en la misma habitación. Le
era suficiente un poquito de concentración para captar con pelos y señales
los detalles de cualquier conversación.
El día que vino al mundo pudo oír como el doctor Buenaventura hablaba con su padre: “El parto
viene de nalgas; si no se colocase en las dos próximas horas deberíamos
practicar una cesárea. Podría correr peligro la vida de la madre... y la del niño…”
Germán decidió colocarse cabeza abajo y abandonar su postura sedente. No fue necesaria la cirugía; nació de parto natural.
Germán decidió colocarse cabeza abajo y abandonar su postura sedente. No fue necesaria la cirugía; nació de parto natural.
Desde muy niño advirtió el potencial de esta gran
habilidad que fue utilizando día a día, cada vez con mayor precisión y destreza.
Las calificaciones en el colegio y en el instituto siempre fueron
brillantes, algo que no era de extrañar porque -con tiempo suficiente- conocía las
preguntas que le iban a ser formuladas. Bastaba con que el profesor leyera, aunque
fuese entre dientes el examen, para que Germán conociera de "pe a pa" el ejercicio.
Con el paso de los años, su capacidad se fue perfeccionando,
convirtiéndose casi en un arte adivinatorio. Ya no solo escuchaba lo que otros
pronunciaban, sino que supo llegar al lugar de la mente donde se gestaban los
pensamientos. Incluso practicó diversas técnicas para intentar cambiarlos… Pero
esto es algo que pertenece a otra historia.
Como no podía ser de otra manera, todas estas aptitudes le
vinieron muy bien para conseguir un buen trabajo en el mundo empresarial y gozar de una
posición económica muy desahogada… Era el rey en las distancias cortas y, últimamente, también en las largas.
Por estas circunstancias, a propios y a extraños, sorprendió la no aceptación
del supercontrato y su dimisión.
Germán había escuchado durante mucho tiempo a los demás; dedicando demasiada vida en planificar las respuestas que se querían oír; tragando y
desoyendo sus propias convicciones; sintiéndose engañado por lo que algunos decían pero no pensaban… Se había convertido en un triunfador para
el mundo y, a la vez, en un gran fracasado para sí mismo.
Con treinta años, Germán Sanabria, desapareció. Decidió decir
adiós a un mundo de poses y palabras medidas; demasiado predecible y cargado de falacias y dispuso,
como prioridad para el resto de su vida, comenzar a escucharse a sí mismo.
De esta historia hace ya más de veinte años en los que
se podría decir que nadie supo nunca más nada de él; al menos con certeza, aunque siempre hubo quienes
aseguraron haberle visto en los sitios más insospechados... Un paso por detrás de Obama el día que tomó posesión como Presidente, o próximo a la señora Merkel en una de sus cumbres
o, incluso, cerca del papa Benedicto… A la gente le gusta demasiado hablar por hablar.
De un tiempo a esta parte se oyen voces que aseguran que, en un lugar de la montaña asturiana cerca del Naranco, hay un pastorcillo loco; un tipo especial y algo raro que parece conversar y reír a carcajadas con las ocurrencias impredecibles de su rebaño de ovejas.
Un cuentecillo disparatado para una noche de jueves.
ResponderEliminarSe lo dedico a un asturianín que siempre que fotografía una vaca pastando, se acuerda de mí...
Mirlo ¡va por ti!
Feliz fin de semana a tod@s y gracias de antemano por acercaros hasta aquí.
No me lo puedo creer yo comentando la primera que guayyyy... Me gusto... Pero que se hizo escolta? Y luego cuidador de ovejas o pastor? Xdxdx muackkk
ResponderEliminarHola Marta, jajajaja. Mi primera comentarista; muchas gracias.
EliminarSe hizo pastor.
Ya sabes que cuando la gente habla mucho o muchísimo, tienden a inventar cosas. Este amigo se fue al campo y lo dejó todo. Una locura, para mí que me gustan las ciudades grandes pero él sabrá.
Un beso muy grande, guapísima.
Rara habilidad que no quisiera para mí.
ResponderEliminarSupongo que las ovejas contarán chistes de lobos...Es que son muy atrevidas.
Besos Towanda.
Hola Tomás.
EliminarAlgunas veces sí que me gustaría tener estos poderes, aunque sufriría muchísimo, estoy segura.
Tampoco me veo yo en un monte con ovejas porque me gusta mucho la ciudad, así que no me ubico mucho.
Los chistes de las ovejas creo que son buenísimos, a ver si le convencemos y nos cuenta algunos.
Un beso muy grande.
Hizo bien en apartarse del mundo, escuchar todo tipo de ruidos y cosas al principio bien, luego harta, y que mejor compañía que las ovejas, los pajaritos, las nubes, y tralarí, tralará, Germán contento está.
ResponderEliminarBuen finde para tí también guapa, besotes!
Ion-Laos, cuando un@ está harto de escuchar a los demás, lo mejor es una retirada a tiempo.
EliminarAllí, entre las ovejitas ha conseguido estar feliz.
Un besazo, guapísima.
Mejor está lejos del mundanal ruido sin tener que oir las ideas descabelladas, disparatadas... o lo que sea de sus semejantes.
ResponderEliminarOriginal tu relato.
Bss.
Hola Mar.
EliminarImagínate por un momento que cualquiera de nosotros tuviéramos esa capacidad; creo que sería horroroso máxime si eres una persona sensible.
Un besazo.
Towanda, leerte siempre es garantía de que me vas a sorprender y hoy con mayor razón, pues no esperaba este desenlace. Me parece un relato original, bien guisado desde el inicio y con una vuelta de tuerca que le proporciona sal al plato.
ResponderEliminarCreo que más que un don, lo que poseía este personaje era una maldición. No me gustaría saber lo que dicen de mí a mis espaldas, sobre todo personas que estimo o confío en ellas. Debe ser desalentador oírlo.
En definitiva te quedo un buen relato.
Besos.
Hola Nicolás.
EliminarTambién creo que más que un don era una maldición y tampoco me gustaría oír lo que piensan los demás de mí. ¡Qué horror!
Gracias, eres muy amable.
Un beso muy grande.
Holaaaaa Towanda. Fantástica historia la tuya. Siempre se dice, que del "Dicho al hecho hay mucho trecho" y no hay nada mejor en el mundo, que pase lo que pase, siempre seas tú mismo, sin poses y con mucha personalidad. Me gustó mucho el personaje de Germán Sanabria.
ResponderEliminarTe dejo un abrazote y muchos cariños, me encantó pasar por aquí.
Hola Nuri.
EliminarQue sepas que Germán Sanabria sigue soltero y si te gustó tanto yo podría (si estás libre de compromisos) hacer de celestina, jajajaja.
Gracias por venir.
Besos.
Muy buena narración Towanda, aunque mi caso no es el mismo, yo también ando no muy lejos del Naranco y hablo con los animales, otra cosa es lo que ellos me respondan. Bss.
ResponderEliminarEmejota, tú hablas y mucho con tus animales y estoy convencida de que ellos te responden y hasta te ayudan en el blog.
EliminarUn beso muy grande.
El Naranco lo tenemos aquí al lado de Oviedo. Se puede subir andando en algo más de una hora. Y no he visto muchas ovejas por allí. Solo alguna vaca. Cuando veo una vaca me parece asombroso que haya gente que nunca las haya visto de cerca. De ahí viene lo de acordarme de tí en esas ocasiones. Y lo comprendo; por Madrid no he visto ninguna vaca, desde luego. Pero la mayor parte de los asturianos las hemos tenido muchas veces cerca. Ya sabes, en Asturias de cada dos personas una es vaca, según dicen los libros de texto.
ResponderEliminarLo de que me gusta el campo es innegable. Viví en total seis años en Madrid y a punto estuve de perecer.
Me ha gustado tu cuento. Es imaginativo y sugerente. Estuve viendo una película el otro día con la que la he asociado: Hacia las tierras salvajes. Y gracias por dedicármelo. :)
Hola Mirlo.
EliminarJajajaja, que me encanta que te acuerdes de mí cuando ves una vaca, de verdad. Nunca nadie me dijo algo parecido y me parece muy divertido.
Osea que en el Naranco no hay pastoreo de ovejas; ya me parecía a mí que lo que predominaban eran las vacas. Aunque Germán está, según cuentan las voces, en una montaña cerca del Naranco.
Ay, Mirlo, seis años en Madrid y estuviste a punto de perecer... No me lo creo; si es una ciudad preciosa y con personas muy chulas. En fin, hay gustos para todos y todos respetables.
Gracias a ti por venir y por enseñarnos en tu casa esos rincones tan bonitos de tu tierra.
Un beso muy grande.
Un cuento que deja mucho para reflexionar.
ResponderEliminarabrazo
Hola Fiaris.
EliminarMucho para reflexionar acerca del mundo de poses en el que estamos metidos.
Gracias, cielo.
Un beso.
Quien tuviese la suerte que su doctor en el parto se llamase “Buenaventura”, mi recuerdo es vago pero dudo que él me recibiese porque jamás pude intuir los engaños a venir, me he reído rodeado por animales pero por pura cortesía nomás.
ResponderEliminarMaravillosa reflexión, un fuerte abrazo.
Hola Dr. Austero.
EliminarTampoco mi doctor se llamaba Buenaventura pero mi pediatra sí sé que se llamaba Dr. Paz, y es bonito porque yo soy muy guerrera, jajajaja.
Un beso muy grande y muy agradecida por tu visita.
Cuán descansada vida la del que huye del mundanal ruido y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido. Ay, qué listo era ese pastorcillo: tan sabio y huyendo de los hombres y sus miserias para unirse a la grey de esas ovejas con las que disfrutaría, quiero pensar, también amorosamente. Beeeee. beeeee.
ResponderEliminarUn beso, Towanda.
Hola Fray Ángel de León.
EliminarMe tuve que aprender este poema -en el pasado siglo- porque mi profesor de Lengua lo consideró imprescindible para aprobar la asignatura... ¡Qué tiempos!
Qué listo era este personaje ¿verdad?, aunque yo sería incapaz de vivir en otro sitio que no fuera mi ciudad. No voy nunca al campo porque me horrorizan los bichos y nunca he visto una vaca "en persona"...
¿Amorosamente con las ovejas???? Beeeeeee Beeeeee, creo que no, jajajaja.
Un beso muy grande y te despido con esto:
Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.
Muy buena historia, la verdad es que siempre pensamos que tener un don es como una bendición, algo que todos añoramos, pero hay cualidades que no nos hacen sentir mejor, y es entonces cuando se decide hacer borrón y cuenta nueva, y empezar a vivir de verdad la vida que queremos, no la que hemos adoptado por esa cualidad adaptada a la sociedad que te rodea.
ResponderEliminarSeguramente entre las cabritas estará muchísimo más tranquilo que en ningún sitio.
Besitos mediterráneos.
Hola Gala.
EliminarSí, señora. Así lo entiendo yo también.
Estamos metidos tanto en lo políticamente correcto que olvidamos lo que de verdad pensamos.
Olé tú y tu comentario.
Besos, guapa.
Conocer el pesamiento de los demas pude ser bueno y malo. Creo que es el pastocito
ResponderEliminarCon tu imaginacion podrian ser todos
Un abrazo
Lapislázuli.
EliminarConocer lo que piensan los demás te debe abrir muchas puertas y una de ellas es la soledad.
Besos, guapa.
Que envidia me da...
ResponderEliminarLejos de los humanos y absolutamente feliz.
Quizás debería probar.
Besos.
Hola Toro.
EliminarMe imaginaba a alguien como tú cuando pensé en Germán. Pero tú eres mucho más guapo y menos desaliñado que él; no creo que aguantaras mucho entre las bovinas.
Un beso muy grande, Toro, y si decides probar la experiencia, me la cuentas.
Gracias.
Un privilegio sin duda,pero que puede volverse contra uno y u propia existencia,aunque solo sea por el hastío de saber todo lo que piensa el resto.
ResponderEliminar¿Dónde va quedando la emoción por la sorpresa?
Quizá ese loco pastor,resultó ser el más cuerdo de ese otro rebaño...
Genial historia.
Besos.
Sí Marinel, ¿dónde queda la sorpresa?... Sencillamente, desaparece y debe ser aburridísimo.
EliminarEse pastorcillo decidió desaparecer de un mundo que no era para él, quizá en el campo ha encontrado su sitio.
Gracias, bonita.
Besazos.
Towanda siempre me sorprendes y es muy gratificante leer tus palabras, en mi pequeño mundo y en mi pequeñez me he sentido muy grande pastoreando montañas cual nube o sintiendo en mis soledades la vida bullir rodeado de naturaleza.
ResponderEliminarNo son los bienes materiales los importantes.
Te aprecio una jartá.
Besos
Hola Sau.
EliminarDos errores que leo en tu comentario. Uno, tu mundo no es pequeño sino gigante y dos, el agradecimiento te lo debo yo a ti por venir aquí; por hablar de tus locuras y corduras; por tener sensibilidad y porque crees en los sueños... Ah! y porque viajas en una nube.
Lo que verdaderamente importa es el interior de cada cual y tú lo tienes de rechupetear.
Gracias, Sau.
Un besazo enorme y ya sabes que yo también te aprecio mucho.
Decirte que relatas de maravillas esta de balde. Porque como el Germán de tu relato tú ya sabes esto por anticipado. Pero no esperaba ese vuelco en el final.
ResponderEliminarMuy bueno
Besos
Hola Daniel.
EliminarUn pequeño giro al final que le da una oportunidad al protagonista de hacer lo que quiere.
Gracias, majete.
Un beso muy grande.
Me ha encantado tu relato. Debe ser de locos escuchar todas las conversaciones.
ResponderEliminarHola Madre desesperada.
EliminarTambién pienso como tú. Debe ser una locura.
Un beso, guapa.
Yo me lo imagino con las ovejas que es mejor compañía que la Merkel jajjajaja. Fantástica Towanda!!! :)
ResponderEliminarBesos desde el aire
Hola Rosa.
EliminarPor lo menos las ovejas no le exigirán que vaya todos los días con las tijeras haciendo recortes, jajajaja.
Un beso muy fuerte.
Fantástico Towanda! Pero escuchar todas las conversaciones,más que una aptitud sobrenatural puede resultar un tormento ... No me extraña que buscase la paz en el paraíso que existe entre los Picos de Europa y el mar...yo de mayor, quiero ser asturiano!
ResponderEliminarbssos
Hola Spaghetti.
Eliminar¿De mayor quieres ser asturiano?, jajajaja eres un crack.
Escuchar lo que piensan los demás no debe de ser nada bueno; más bien una cruz.
Gracias por acercarte.
Un besazo.
Towanda, la historia contada de esa manera tan sugerente con la que tu narras nos atrapó desde ese instante en que el protagonista dimite y renuncia al mejor contrato posible en la empresa. El sueño de tantos, el deseo de la mayoría. Pero nuestro Germán se despide a la francesa y además tiene el don de saber escuchar. Tiene el privilegio, no frecuente en el común d e los seres humanos, de oír esas voces de la intuición o la certeza. Esas señalas que se sitúan estratégicamente en el camino de una vida y que indican seguir la dirección contraria en la que se va. Germán oye de manera diáfana donde se encunetra su verdadero éxito, una vida feliz, plena, afortunada en comunión diaria con la naturaleza.
ResponderEliminarAcertado final, maravillosa historia.
Y sabes que tu "modo de ver la vida" y plasmarla en literatura me encanta. Gracias por compartirla.
Un abrazo
Hola Felicidad.
EliminarUn comentario lleno de reflexiones que me gustan.
El señor Sanabria, Germán para los amigos, se despide a la francesa con su "au revoir" y con una sonrisa como nunca hasta entonces había lucido. Sabía o intuía que estaba haciendo lo correcto: comenzar a vivir.
No solo te felicito por tus grandísimos relatos sino por la ternura y amabilidad que derrochas en tus comentarios...
Me encantas y siento gran admiración por tu forma de escribir; yo soy más de "tralla". Con todo y con eso me pones muy contenta cada vez que me regalas el oído.
Muchísimas gracias y muchísimos besos.
Me encanta, buenísimo :)
ResponderEliminarEs que me gusta leerte, qué le voy a hacer...
Tow, yo también digo "au revoir", bueno, lo diré dentro de un ratito en mi blog...
Ha sido un placer venir por aquí, verte llegar por allí, dejarte comentarios, que me los dejes tú a mí... Y, bueno, que seguiré viniendo a leerte, en silencio, eso sí, pero seguiré viniendo a ver "tu modo de ver la vida" :)
Un abrazo bien grandazo :) :) :)
Ximo.
EliminarEl placer ha sido mío: conocer tu trabajo y conocerte un poquito como persona.
Ya he leído en tu blog que te vas y lo siento de verdad.
Te espero siempre que quieras, mi puerta está siempre abierta y por esta vía o por cualquier otra seguro que seguimos en contacto.
Te deseo todo lo mejor.
Un beso gigante.
Bueno, pues tomó la decisión adecuada ¿no? por lo menos ahí no escucharía cosas que no le interesaban o no le hacian ningún bien. Las ovejas con contar chistes ya tienen bastante, jajaja.
ResponderEliminarMuy divertido y con buena reflexión tu texto de hoy.
Besitos
Hola Elysa. Tomó la decisión correcta y, según me cuentan, está feliz en su montaña asturiana. Al final, eso es lo que importa.
EliminarIgual las ovejas son hasta simpáticas y graciosas contando chistes ¿quién sabe?
Un beso muy fuerte.
Tu poderosa imaginación es un goce muchacha. Haces los relatos diferentes unos a otros y tan sorprendentes siempre.
ResponderEliminarEl Naranco y la cadena de montañas de su alrededor es un buen lugar para escapar, precioso y digno para mentes prodigiosas como la de Germán y la tuya. Pero tú no te escondas que en un futuro nos tenemos que encontrar, no se en que ambiente, bueno una cosa si, yo no te haría de comer, lo tengo decidido, (vamos a un restaurante) allí me cuentas algún fantástico relato de los tuyos.
Besitos tesoro.
Ay, Lola, Lola que sabía que me ibas a echar la bronca por lo del bacalao... Arggggggg ¡qué asco me da el bacalao! No puedo, tesoro, ni con el bacalao ni con las judías blancas ni pintas ni las lentejas ni ... unas cuantas cosas que tengo por ahí en la memoria ancestral que aborrezco.
EliminarClaro que iremos a comer, a un sitio de tapas que a mí los primeros platos no me van mucho. No me gusta la cuchara nada más que para tomar arroz con leche, jajajaja.
Un beso muy grande y muchísimas gracias por tu paciencia.
y como siempre me ha encantado esta maravillosa historia amiga,siempre y repito,me haces enganchar con tus increibles historias del principio al fina,no me salto ni una coma jajajajaj,eres una genia de la pluma para escribir historias mi querida amiga.
ResponderEliminarte dejo muchos besos y abrazos y te deseo un hermoso fin de semana!!!!!!
Hola Sony.
Eliminar¿Mucho frío por Argentina? Aquí se nos caen los goterones de sudor por todas partes.
Me alegro de que te gustara esta historia. Tú sí que eres una "genia" y una gran persona.
Un beso muy grande, bonita.
Muy grato leerte y muy curiosa la historia... a mi me gustaría tener ese don, aunque pensándolo bien... mejor no, vaya a ser que acabe hablado con las ovejitas.
ResponderEliminarGracias Chary.
EliminarA mí ese don me gustaría solo a ratos. Prefiero seguir con la capacidad para la sorpresa.
Besos.
Me encantó el relato. Pero yo creo que ese don si bien le ayudo en sus primeros pasos no solo para nacer sin peligro sino para abrirse camino en el mundo laboral, yo le veo muchos inconvenientes... saber lo que se cuece alrededor de uno tiene que ser duro porque la mayoría de las personas disponen de dos caras... al final comprendo a German, que feliz y tranquilo pasa sus días entre la naturaleza y la conversación sincera de sus ovejas ¡¡ojala pudiera hablar yo con mi gato de "tu a tu" como él.
ResponderEliminarBesitos.
Hola Campo.
EliminarFíjate tú si cuando estuviéramos en la tripa de nuestras mamás pudiéramos ser capaces de entender lo que quieren que hagamos... ¡Madre mía!
Germán es feliz y lo sé porque está donde quiere estar.
Tú y tu gato acabaréis hablando de gatas y de tíos buenos, casi seguro, jajaja.
Besos, guapísima.
¿Puede uno ser feliz sin tener una buena situación económica? Si, pero yo y otro 98% de la población mundial no puede. Y no me refiero a la felicidad de poder encender un puro con billetes de 500, ni secarte la frente con billetes 200 o bañarte en billetes 100. No, me refiero a la felicidad que te daría una situación económica que te permitiría llegar desahogado a fin de mes. Gran historia, como de costumbre Towanda. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Sheol13.
EliminarRespecto a la pregunta de si uno puede ser feliz sin una buena situación económica, te diría que depende. El dinero nos da la tranquilidad necesaria para poder pensar en ser felices pero se puede ser feliz con mucho menos de lo que pensamos (siempre con las necesidades cubiertas, claro está).
Gracias por tus palabras que son siempre muy sabias.
Un besazo.
Genial historia Towanda, La verdad es que el señor German Sanabria descansaría realmente cuando dimitió, por eso buscó un lugar especial donde poder escapar por fin después de una vida mental y físicamente devastadora. No me extraña que no lo encontrasen nunca, ya se encargaría el muy mucho de que no lo hicieran.
ResponderEliminarAsturias es un lugar precioso y magico , seguro que esta por esos verdes parajes descansando y disfrutando de tan maravillosa naturaleza
Me ha gustado mucho.
Un beso enorme.
****Azul****, con ese poder adivinatorio no lo van a encontrar nunca; míra, para algo bueno le sirvió.
EliminarAsturias, es mi asignatura pendiente porque no he estado nunca y me gustaría mucho ir.
En fin, todo se andará.
Muchas gracias por tu visita y tus palabras.
Un beso enorme.
Demasiado poder el saber que piensa en realidad la gente. No es fácil de soportar.
ResponderEliminarBesos Towanda.
Hola Gamyr.
ResponderEliminarCreo que debe ser un horror saber lo que piensan los demás. Estaría bien en algunos casos puntuales pero no para la vida diaria.
Gracias, guapa.
Besos.
yo con esa habilidad prefiero oir a las ovejas que estar con los cerdos.
ResponderEliminarHola menteinvisble
Eliminar¡Qué bueno! así no lo había pensado y me encanta.
Bienvenido.
Un saludo.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarPaso a saludarte.Gracias por dejar tu huella en mi blog y bievenida.
EliminarBesos de colores.
Arcoiris, gracias. Te doy también la bienvenida.
EliminarBesos.
El hombre que susurraba a las ovejas. Qué envidia. Me lo imagino contándoles para dormir el cuento del lobo a las pobres, jajaja...
ResponderEliminarEp, el tipo de la foto podría ser Han Solo visto de espaldas cuando lo congelaron, jeje.
Besitos de lana.
Hola Mágico ¿ande andabas que nos habíamos despistado?
EliminarEs muy bonito susurrar a las ovejas y que ellas mimosas, te respondan. Y lo del cuento del lobo es genial, jajajaja.
He tenido que ir a buscar a Han Solo en imágenes de Google porque no entendía (no me gustaron mucho las pelis de la Guerra y no recordaba lo que decías) y te digo que es cierto... Se parece un montón.
Besitos para ti también.
Es que ando perruno últimamente, pero nada serio, jeje.
EliminarLa guerra de las galaxias de guerra?? anda yaaa!! jajajaja..
Más besitos
Nada que ver, pero me tento la coincidencia del titulo.
ResponderEliminarhttp://discursobravo.blogspot.com.ar/2012/01/au-revoir.html
¡que te valga la pena!
Discurso; nada que ver, ya te lo dije en tu casa.
EliminarSaludos.
Saber lo que piensa el resto seguramente nos deparase más disgustos que alegrías. Dime cobarde pero me uno a escuchar ovejas.
ResponderEliminarBesos
Hola mientras... Te hacía de vacaciones.
EliminarSi algún día veo a una mujer sentada en el campo con unas ovejitas a su alrededor y un libro en las manos, me acordaré de ti.
Besos, guapa.
Yo si que andaba perdido (ojalá por esas montañas de Asturies!) por mi propio laberinto!
ResponderEliminarY no sé si estas idas y venidas tuvieran que ver porque nací de pie en plena madrugada :) y sin GPS, pero este despistado tarde o temprano encuentra caminos que por mas que pase el tiempo nunca podrá borrar de mi memoria.
Deseando que lleguen las vacaciones y sobre todo que termine la dichosa crisis!!
Un enorme abrazo Towanda
Hola Carlos. ¡Qué alegría verte y leerte!
EliminarEstoy como tú, deseando que lleguen las vacaciones y -a pesar de las noticias de hoy- intentando conservar la sonrisa, que no es fácil.
Un abrazo muy grande y ya sabes que te deseo lo mejor.
Hola Portal Paulista Online, bienvenido.
ResponderEliminarSaludos.
La foto me ha hecho pensar mucho sobre su significado y la aplicación al relato. Quizás represente ese "au revoir", largarse dejando el disfraz. Tu relato de género "realismo mágico" raya en el surrealismo. Aunque me ha gustado lo que cuentas no cómo lo cuentas. Ya sabes, quizás habría que trabajar más la estructura, no sé. Lo mejor es la reflexión que se hace sobre el éxito externo y el fracaso interno. El cierre irónico ovejil me gusta. También me gusta que apoyes su "don" desde el vientre de la madre, eso le hace más "creíble". En fin, Towanda, que este relato no es de los que más me ha gustado, será por el calor.
ResponderEliminarHola Ximens.
EliminarLa foto pretende ilustrar precisamente eso: una huida sin disfraz. Eres super hábil.
Me tengo que empapar de técnicas, que desconozco, para intentar hacerlo cada día un poquito mejor. Siempre te agradezco tus opiniones porque están cargadas de razón y me sirven de mucho.
En fin, veo que éste me lo dejas para septiembre, jajajaja.
Muchas gracias, majísimo por ser siempre tan sincero.
Un beso muy grande.
Estresante eso de saber qué piensan los demás. Y me recuerda una peli de un tío que escucha qué pensaban las mujeres (eso es rizar el rizo de lo incomprensible y supera cualquier encriptación ideada por el servicio de inteligencia más chulo, jajajajaja)
ResponderEliminarPor lo demás, eso de las ovejas tiene su aquel.
Un beso
Valaf, las ovejas deben ser muy divertidas, lo que sucede es que las conocemos poco. A mí me recuerdan un poco y salvando las distancias, por supuesto, a las hermanas Hurtado; esas que hacían de tacañonas en el Un Dos Tres.
EliminarUn beso gordo.
Una historia muy original, entretenida y bien escrita.
ResponderEliminarAdemás, con un mensaje fundamental: escucharse a sí mismo.
Hola James.
EliminarEl mensaje fundamental es ése: escucharse a uno mismo y dejar de posar para los demás.
Bienvenido a mi casita.
Muy agradecida, te mando un abrazo.
Buenísimo :D !
ResponderEliminar