Cinco minutos… ¿estáis listas, chicas?... Vamos, deprisa, deprisa. La función no espera…
Otro día más frente al espejo intentando maquillar el paso del tiempo.
Base de maquillaje ¡Vaya!, se está terminando...
Lore, ¿me dejas la tuya?... Cógela tú misma, Yeny.
¿Alguien ha visto mis pestañas?... ¡Toma, están aquí!... ¿Qué diablos te pasa hoy?... Ni yo misma lo sé.
Tres minutos… ¡Vamos, vamos!
Comienzo a estar cansada de esta vida. Esta maldita peluca me aprieta tanto que, cuando me la quito, noto varios días la marca oprimiendo mi cabeza y estos tacones de vértigo me lastiman demasiado los pies… Otra carrera en las medias…ya están para tirarlas... Pásame la laca de uñas a ver si consigo parar el desastre…
Chicas… ¡a escena!
El mismo número de vodevil dura ya varios lustros y percibo que las risas y las burlas son mucho más frecuentes, que los aplausos y ovaciones. ¿Aplausos?, hace años que no los escuchamos. Creo que el Gallego debería retirar este maldito espectáculo de una vez por todas y dar un aire nuevo al local, o venderlo... La zona no es mala y podría sacarle unos cuantos cientos de miles de euros.
El Gallego es un buen tipo y, personalmente, creo que pierde dinero con nosotras. La Lore piensa como yo pero la Vane cree, que el nuestro, es aún un buen show…
Pobre Vane, desde lo de su madre se le nota más ausente que de costumbre. Hoy, sin ir más lejos, ha confundido varios pasos de baile y las risas burlonas y los pitidos se deben haber escuchado por toda la ciudad. Varias veces le hemos dicho que esa mierda que le pasa el niñato ese del taller, le está matando, pero es inútil hablar con ella porque ya no quiere escuchar… Ni al Gallego, que es lo más parecido a un padre que ha tenido nunca, le hace caso…
Ha sido culpa mía, perdonadme chicas… Gallego, lo siento, no volverá a pasar… No sé en qué diantre estaba pensando… ¿qué os parece si incorporamos la equivocación al número y lo hacemos más cómico?... o puedo entrar tropezándome o... quizá debería morirme de una vez y dejar de matarme poco a poco y en pequeñas dosis… lo siento, lo siento...
Silencio profundo y lágrimas a punto de brotar por los ojos de este, sin par, cuarteto.
El Gallego se ha portado como un auténtico caballero. Ha cogido por la cintura a la Vane y con esos ojos de buena gente que tiene, conteniendo el llanto, nos ha hecho un gesto con la cabeza y las cejas, indicándonos que él se encarga de todo, como tantas y tantas veces en los últimos tiempos. Se ha llevado a la Vane con la cabeza apoyada en su hombro mientras iba hablándole al oído.
Es un buen hombre y la Lore y yo siempre hemos sospechado que anda enamorado de la Vane desde el primer día que apareció por el garito. También pensamos que este show de tercera tan desfasado lo mantiene por ella, por lo feliz que ha sido la Vane en este espectáculo.
Es muy tarde, Lore, me voy a casa y ya me arreglo allí. Es hora de dejarlo, Lore, es hora de dejarlo… Tengo algún dinero ahorrado y podría…
La Lore me coge de las manos, me abraza como nunca hasta entonces había hecho y asiente con la cabeza. Es la hora Yeny… esto se acaba.
Ahora, frente al espejo, con el algodón de desmaquillar impregnado en crema hidratante voy borrando los ojos, las cejas, los labios y este absurdo lunar en la mejilla… dejando caer la pesada armadura que me cubre, para dar paso a mi realidad... la vejez de una artista de cabaret.
Y mi espejo; ése que antaño me hacía guiños cómplices, hoy está siendo más generoso que de costumbre y me devuelve la tierna imagen de un hombre viejo y demasiado solo, que se cansó de interpretar por más tiempo su comedia.
