Mi
nombre, durante años, fue Adrián Rodelco. En este momento de mi vida
carezco de la necesidad de nombrar las cosas, y mucho menos a las
personas. Me he convertido en un observador mudo.
Vine al mundo una fría noche de invierno, y conmigo llegaron las nieves, que tiñeron de blanco toda la comarca. Quizá fuera esa coincidencia meteorológica la que explicaría la razón de mi fascinación por los copos de nieve; las formas más puras y bellas que he sido capaz de encontrar en la naturaleza. O tal vez no.
Mis primeros pasos transcurrieron siendo un niño hermoso, con
facciones delicadas, tez clara y cabellos rojos como el fuego, que
contrastaban con mis ojos negros, produciendo un efecto de atracción
entre cuantos me rodeaban. Estos detalles de mi físico, que ahora me
resultan lejanos y extraños, me fueron relatados en numerosas ocasiones
por Analía, mi madre. Es curioso que, para referirme a ella, sí preciso
utilizar su nombre.
Me contaba Analía que, siendo aún un chiquillo, anduve perdido durante días en el transcurso de una descomunal nevada. Mi padre organizó con los lugareños grandes batidas para buscarme, peinando palmo a palmo cada rincón. No tuvo descanso ni tan siquiera cuando se hacía la noche. Entonces, en grupos más pequeños y alumbrados por candiles, proseguían con el rastreo. Decía mi madre que, días más tarde, cuando las esperanzas de encontrarme con vida comenzaron a desvanecerse, regresé por mi propio pie. Aparecí de la nada, descalzo, caminando sobre una alfombra de nieve, que se resignaba a abandonar su reino. Mis cabellos, hasta entonces del color del fuego, se tornaron blancos. Esta noticia, que se calificó de misteriosa, y mi inesperado regreso corrieron como la pólvora y dieron para mucho de qué hablar. A partir de ese momento, las leyendas en torno a mi persona se multiplicaron y hubo quien se refirió a mí como el hijo del hielo o el endemoniado blanco. Pasamos de ser una familia admirada a ser rechazados por toda la comunidad. Mi padre no aguantó la presión y desapareció sin más.
Nada pude explicar de lo que sucedió durante esos días ya que, a partir de entonces, dejé de pronunciar palabra alguna. Analía murió con la certeza de que algo sorprendente debió de ocurrirme durante el tiempo que permanecí en la nieve. Nada le dije porque nada podía decir para hacerle comprender mi verdadera esencia y preferí callar para siempre.
Ahora formo parte de otra realidad y, a través de mis cristales de hielo, contemplo un mundo que no me satisface demasiado. Me gusta crearme cada vez en formas diferentes, buscando la belleza y la armonía. Cuando las temperaturas lo permiten, me dejo caer sobre las ciudades, los campos, los coches o las cosas y coloreo de blanco, por unas horas o días, su oscuro gris. Me doy por satisfecho tan solo con contemplar la felicidad dibujada en la cara de los niños cuando me ven aparecer, en marcado contraste con el gesto de enfado monumental de sus padres.
pues con el cambio climático...tu presencia será aún más inesperada
ResponderEliminarHola Plebeyo.
EliminarEs posible, no te digo yo que no.
Un beso, bonito.
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ResponderEliminarPrecioso relato que me hace olvidar lo poco que me gusta ver aparecer la nieve.
ResponderEliminarSerá porque tengo que convivir con ella gran parte del tiempo :D
Besazo
Hola dolega.
EliminarA mí la nieve me gusta verla desde casa porque en la ciudad organiza tremendo caos.
Un beso muy grande.
Que bonito Towanda. Hermoso relato. Felicitaciones.
ResponderEliminarHola Lourdes.
EliminarGracias guapetona.
Besos.
Towanda solo puedo decir que cada vez me gusta más como escribes.
ResponderEliminarYo a veces me siento viajero en una nube, o en mi caballo, o me siento una estrella viajera y entiendo a ese ser que se convirtió en nieve para huir de las miserias humanas y quiso ser la alegría de los niños, quiso ser tan blanco como su alma.
Particularmente me gusta la nieve y siempre que cae, y puedo, subo a las montañas a disfrutarla abriendo senderos.
Dos grandes abrazos a dos cielos.
Hola Sau.
EliminarTú eres la esencia de coponieve. Sabía que le ibas a entender a la perfección.
Gracias por ser tan amable, querido amigo.
Un beso GIGANTE.
Que bonito relato es para inmortalizarlo enseñando a los más pequeños cual es el verdadero origen de los copos de nieve. Estoy segura que es tal y como tu lo cuentas, y no esas chorradas de la climatología. Me encanta la personalidad de tu nieve particular y tu forma de contarlo.
ResponderEliminarUn beso enorme para mi escritora favorita.
Hola Neuri.
Eliminar¿Te imaginas que algo así pudiera ser real? Y, digo yo: ¿por qué no va a serlo?
Algunas veces me dan ganas de salir de mi cuerpo y convertirme en otra cosa diferente... Mi pequeña towandita dice que soy infantil hasta decir basta.
Gracias, guapísima.
Un beso enorme.
Yo preferiría ser árbol o estrella.
ResponderEliminarPero nieve tampoco está nada mal.
Besos.
Hola Toro.
EliminarEstrella ya lo eres, así que caminas en esa línea.
Un beso muy fuete.
El copo de nieve es muy bonito, pero demasiado frío.
ResponderEliminarHola Tracy.
EliminarBonito, frío y con una historia detrás.
Un beso muy fuerte.
UFFFF MUY LINDA SU HISTORIA¡¡¡ FELICITOLA DE TODO CORAZON ¡
ResponderEliminarHola Juanjo.
EliminarGracias por esa felicitación; se agradece.
Unos abrazos.
Simplemente genial!!!.
ResponderEliminarMe gusta la nieve...Mucho y la espero este año. El frío ha venido muy rápido...
Besote guapa
Hola doctorcito.
EliminarA mí me encanta la nieve, pero a cubierto.
El frío tenía que venir porque ya era demasiado tiempo con calores.
Un beso muy grande y muy agradecida.
Un hermoso relato que recordaré cuando vea nevar y buscaré ese copo que fue pelirrojo.
ResponderEliminarTe dejo un puñado de besos
Hola Ester.
EliminarEl copo pelirrojo estará por ahí mezclado con los demás; seguro que si te fijas lo encuentras.
Un beso muy grande para ti también.
una hermosa historia amiga,mira que tienes ese don y ese encanto para escribir las bellas historias.
ResponderEliminarha sido un placer pasar a visitarte,besitos y feliz fin de semana!!!!!!
Hola Sony.
EliminarAhora tú estarás esperando al verano y nosotros aquí la llegada del invierno.
Gracias, guapetona. Tú tienes el encanto de mostrarnos el planeta que desconocemos.
Besazos.
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ResponderEliminarGüzel hikaye çevirmede zoarlansamda...
ResponderEliminarkar güzeldir
sevgiler.
EliminarHola siyahkugu.
La nieve tiñe de blanco y otorga paz.
Gracias y saludos.
Si, los niños son los que mas saben en esos casos...
ResponderEliminarBesos y salud
Hola Genín.
EliminarLos niños se las saben todas, ya lo creo.
Son capaces de cualquier cosa.
Un beso muy fuerte y salud también para ti.
Pues para ser mudo, vaya perorata que nos ha soltado, jaja. Me has vuelta a sorprender. De verdad, me ha encantado. Eres una crack woman del relato corto, Tow. Y (evidentemente) me imagino a nuestra zanahoria haciéndole compañía a ese Coponieve. Eso sí ambos mirándose, sonriéndose, amándose, pero muy calladitos.
ResponderEliminarUn besazo.
Hola Ángel.
EliminarEs verdad, menudo parlanchín, jajajaja
Nuestra zanahoria está creciendo demasiado rápido; ya es toda una señorita y creo que le hace ojitos a un compañero de su cesta de verduras. ¡Cómo pasa el tiempo!
Un beso muy grande y a ver cuando pasas a verla; recuerda que tenemos la custodia compartida...
Jaja, con lo que se parece a mí y no hago ni caso de ella. Eso sí, cada mes le envío basura (espacial) para que se alimente.
EliminarBesos y abrazos, Towi.
Ángel, no solo de basura vive la hortaliza.
EliminarEs cierto, cada día se parece más a ti... Hasta está echando barriguita.
Besos, majete.
Me encanta ver nevar, cómo se va cubriendo todo. Tu cuento precioso. Ahora ya sé cómo se siente un Copo de nieve.
ResponderEliminarUn beso
Hola Anayaika.
EliminarComparto el gusto por ver nevar contigo.
Gracias, guapa.
Besos.
Que tierno Coponieve, el niño que quiso ser un copito mas... puede ser por eso que la nieve resulte tan hermosa y con el blanco de lo inocente, por algo a los niños y a los que ya no somos tan niños nos encandilen esos copitos de nieve que suaves caen para deleitarnos con su hermosura. Ay pero que bonito cuento, me encantó.
ResponderEliminarBesitos.
Hola Campoazul.
EliminarCreo que la nieve es hermosísima por muchas razones, quizá guarde en su interior los deseos inocentes de muchos niños o las esperanzas de que las cosas cambien... ¡Qué sé yo!
¿¿¿Te imaginas que nieva esta noche y de los copos se materializa un Clooney y nos lo quedamos en casa???? Imagina y visualízalo; tal vez se haga realidad.
Gracias guapetona.
Mil besos.
Un relato precioso.Me ha encantado.¡Que forma tan bonita de darle vida a la nieve!.Siempre me gusto, pero ahora mucho más. Es un placer leerte. Un abrazo.
ResponderEliminarHola María.
EliminarGracias por ser tan generosa y amable.
Me gusta mucho la nieve y espero que caiga una gran nevada y limpie tanto malo como llevamos este año.
Un beso muy grande.
Suerte de tener el don de poder escribir así, bonito relato, da gusta leerte.
ResponderEliminarSaludos
Hola Ángela CM.
EliminarBueeeeeno, exagerada...
Un beso muy grande y muchas gracias.
Enternecedora historia con magia y enganche. Siempre me atrae ver nevar desde mi ventana, los copos caen silenciosos y divertidos, alguno será el del cuento.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo Towanda
Hola m.p.moreno.
EliminarAlguno es el del cuento o el de otro cuento. La magia existe y es cuestión de creer un poco en ella.
Muchos besos y muy agradecida, guapetona.
Uy que relato más dulce e imaginativo, me encanto como plasmas fantasía con la cotidianidad. Te mando un beso y te me cuidas.
ResponderEliminarHola querida Citu.
EliminarDulce, como lo eres tú. Fantasía e imaginación nos hacen falta para continuar.
Gracias mil por tu cariño.
Besos.
Un relato muy original, que bella imagen
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Lapislazuli.
EliminarGracias, bonita.
Un beso muy fuerte.
ASí que ahora te conviertes en copo de nieve? Pues nada, habrá que esperar al crudo invierno para atraparte. Estaré muy atenta. Ahora entiendo que casi nunca tengas frío.
ResponderEliminarBesos
Hola Asun.
EliminarPues algunas veces me gustaría poder hacerlo... O condensarme, o licuarme o volatilizarme. Es una forma de escapar hacia otros lugares.
Claro, ya entiendes por qué nunca tengo frío: porque soy de nieve, jajajaja.
Un beso muy fuerte y muchas gracias.
Que suerte poder abstraerse del mundo que no gusta y convertirse en otra cosa! Creo que eso quisieramos los mortales, poder transformarnos en otra cosa y salir de lo convencional.
ResponderEliminarBss.
Hola Mar.
EliminarSí que sería una suerte poder hacerlo. A mí me encantaría cambiar de cuerpo cada poco tiempo.
Un beso, guapa.
Sabes To?, he quedado cautivada con tu relato y lo bonito de tu narración.
ResponderEliminarFelicito tu gran talento para escribir y te deseo mucha suerte en los premios bitacoras.
Te dejo muchos cariños y bendiciones amiga.
Hola Nuri.
EliminarTe agradezco mucho lo cariñosa que has sido. Gracias, bonita.
Los premios están a punto de concluir y creo que la suerte ya está echada.
Gracias otra vez y más besos para ti.
Que hermosa metáfora! Me gusta bastante como escribes y
ResponderEliminarel mensaje que se desprende de tus preciadas letras.
...en lo personal me encanta la nieve!
y la sonrisa de los niños! ..Sabes!en la navidad de invierno del año
2010, estuve jugando al fútbol sobre el hielo con mis
hijos; Y los copos de nieve por la noche se miraban aún más relucientes
pintando todo de blanco, no te imaginas como me divertí
en cada deslizada junto a ellos respectivamente entre risa y
risa, y las bromas que se sumaban al paisaje.
Mira! que ya me hiciste soñar hacia atrás.
una linda sensación me queda ya que
sutilmente como a tantos toca en realidad y ensueños tu bello relato.
Un enorme abrazo Towanda
Con todo mi cariño!
Hola Francisco José.
EliminarQué recuerdos más bonitos nos traes; te lo agradezco como siempre te agradezco el cariño que me tienes y que es recíproco.
Es muy bonito soñar y nunca debemos perder el poder del sueño consciente. Yo lo practico y me encanta.
Besos y abrazos.
Y muuuuuuchas gracias.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEs que relatos asì tocan la realidad y la fantasía,
EliminarAlimentan con ternura al niño que llevamos dentro!
Otro abrazo!
a todos los copitos
de nieve, y que su amor se
derrita en nuestra humanidad!
/Cariños, bendiciones
Hola Francisco José.
EliminarY a ese niño (el que llevamos dentro) no podemos dejarlo sin su ración de sueños.
Otro besazo, tesoro.
Entrañable cuento de Navidad anticipada. Towanda tu imaginación supera la inocencia de los niños, es muy difícil escribir como tu lo haces.
ResponderEliminar¿Qué serás en la próxima reencarnación?
bssoss.
Hola Spaghetti.
EliminarEn la próxima reencarnación me gustaría ser un hada madrina para poder conceder los deseos a alguien especial.
Gracias por ser tan amable, de verdad. Gracias y besos.
Veo impecable tu manera de escribir, me fascina tu forma de contar tus relatos, las palabras utilizadas, el desarrollo, la historia en sí, llenas de magia con mensajes sorprendentes y fantásticos. Visualizo perfectamente siempre tus historias, poniendo cara a los personajes, con casas, muebles, paisajes... Eso es que es perfecta.
ResponderEliminarBesos Towanda, que pases una noche feliz.
Hola Lola.
Eliminar¡Jolínes! ¿en serio que sientes todas esas cosas? Mira que me emociono, te lo prometo...
Gracias, amiga Lola porque eres un premio para cualquiera que escriba por tu generosidad en las palabras.
Un lujo tenerte en mi club de amigas, de verdad.
Un beso que te estampo en "toa" la cara.
Rezuma calidad, y a cada frase apetece leer más y más. A mí la nieve me encanta, qué decirte. Espero que Adrián Rodelco pase por mi tierra este año... Un abrazo, Towanda
ResponderEliminarHola Francisco Arsis.
EliminarExageras, pero viniendo de ti me haces sentir contenta.
A mí también me gusta la nieve. Ha oído que Adrián Rodelco pasará a hacerte una visita. Cuando veas nevar busca un copito rojo; es él.
Besos.
Tu relato desborda imaginación y encanto. Saludos a Adrián Rodelco cuando lo veas ;)
ResponderEliminarHola Gamyr.
EliminarMuchas gracias y le saludaré cuando le vea de tu parte.
Un beso.
Impresionante. Ahora imagina que el alma de una estrella, de una gigante azul, abandona su reino celestial y deviene un niño, un niño cuyos ojos son capaces de perforar los velos que teje iris para cubrir de tiempo los campos de la eternidad. Disculpa el cuento al revés, pero me lo ha sugerido.
ResponderEliminarUn beso
Hola Valaf.
Eliminar¡Jolínes qué precioso comentario! Gracias, porque me ha encantado.
Un beso muy grande.
Hola Towanda , un relato precioso , yo creo que es uno de los que más me han gustado , no hace falta decierte que con tus relatos muchas veces o siempre me haces soñar , en la época de mi niñez , un tiempo que viví muy feliz , enhorabuena amiga , te deseo un feliz Domingo besos de Lm.
ResponderEliminarHola Little Moon.
EliminarMe doy por satisfecha si soy capaz de hacerte soñar.
Un beso muy fuerte para ti y feliz domingo y semana y todo.
Qué lindo relato Towanda!!! Me encanta la nieve...
ResponderEliminarEstá muy bien escrito, la verdad que me gustó muchísimo.
Un besito, me encanta pasar por aquí...
Hola Eva Letzy.
EliminarLa verdad es que también me gusta la nieve, aunque en las ciudades suponga un caos.
Un abrazo muy fuerte y muy agradecida por tu paso por aquí.
No sé si lo he comprendido bien, porque me cuesta abstraerme, pero me gusta el ritmo que le imprimes, la cadencia de las palabras, lo convierte en un pequeño cuento agradable e íntimo.
ResponderEliminarBesos
Hola Inmagina.
EliminarSi no lo has comprendido, sin lugar a dudas es culpa mía, que no he sabido explicarme bien.
Muchísimas gracias y besazos.
Cuando nació vino con el aviso, pero nadie supo entender la señal, sólo él, asi que regresó a su lugar cuando cumplió su misión en la vida.
ResponderEliminarBuena semana guapetona, besos.
Hola ion-laos.
Eliminar¡Qué guay! Creo que fue así.
Gracias preciosona.
Un beso muy grande.
Has onstruído una metáfora maravillosa, Towanda.
ResponderEliminarMe encantaría reencarnarme en algo que hiciera sonreir a un niño.
Besos
Hola mientras.
EliminarPor algo que hiciera sonreir a un niño merecería la pena cualquier cosa, ya lo creo. Hacen falta sonrisas y sueños.
Un beso muy grande y muchísimas gracias.
Que bonito... Y yo que creia que la nieve era fria... Y mira por donde tu nos has contado todo lo contrario. Me gusta la nieve, sobretodo el silencio que la acompaña. Un bessito
ResponderEliminarHola Men.
EliminarFría sí que es pero también misteriosa y, según me dicen, guarda los secretos de esas personas que se fascinan con ella-
Un besote y thank you.
Towanda, es un relato de una gran belleza en la historia que cuentas y en la forma de hacerlo. Una metamorfosis poética que se va extendiendo por la trama enlazando con el misterio y lo real maravilloso. Donde lo onírico cae copioso entre las líneas del cuento.
ResponderEliminarUn placer pasear por esta nevada literaria. Me ha encantado.
Un abrazo
Hola Felicidad.
EliminarJolínes, qué bien lo haces todo. Me encanta la forma de comentar que tienes (la de escribir ya lo sabes, y no me canso de decírtelo).
No sé qué decirte más que gracias y que me esperes en el Café Literario para tomarnos algo y charlar un poquito.
Un beso muy grande y mi agradecimiento.
Un precioso relato que nos transforma y nos invade de dulzura .
ResponderEliminarY como todos los relatos bien escritos , no nos deja indiferentes.
Yo lo he leido dos veces.
Me encanta .
Poco a poco se vá uno metiendo en la situación y hasta , al final, le dá a uno la sensación de ser un bola de nieve...
Un abrazo desde Barcelona .
Hola Joaki007.
EliminarTodos los que soñamos con frecuencia somos un poquito "coponieves".
Te agradezco mucho lo cariñoso de tu comentario y te mando besos y abrazos para toda Barcelona.
Towanda, es tu historia una leyenda preciosa como todas ellas, en las que la realidad se mezcla con la ficción o a la inversa y todo se convierte en una magia de verdad.
ResponderEliminarYo, será, porque no estoy acostumbrado a verla, me fascina la nieve y cuando he estado sobre ella he disfrutado como un enano.
Muy bueno.
Besos.
Hola Nicolás.
EliminarTampoco te creas que aquí nieva mucho pero a mí me gusta pensar en cosas como ésta. Por eso paso tanto tiempo "en las nubes".
Muy agradecida por tu visita y por tus palabras.
Besos para ti y toda tu tierra.
Pero que bien se te da contar historias Towanda. Consigues tenerme todo atento y ansioso en la lectura desde la primera hasta la última palabra.
ResponderEliminarBesos guapetona.
Hola acróbata.
EliminarGracias chiquitín.,
Un beso muy grande para ti.
Bueno pues lo unico malo es que sus padres se fueron sin saber donde estuvo ese tiempo, jeje pero por lo demas una historia preciosa, me ha encantado.
ResponderEliminarun besote
Hola sabores.
EliminarEse fue su misterio.
Gracias.
Besazos.
Bonito cuento. El misterio del principio me hizo pensar en Kvothe, el protagonista de "El nombre del viento". Aunque finalmente nada tenga que ver, todo se reduce a magia.
ResponderEliminarUn saludo!
Hola Sbm.
EliminarEs cierto, todo es pura magia.
Un beso y besos.
Que hermoso relato! Yo casi nunca veo al que antes fué Adrian Rodelco, para poder disfrutar de su hermoso cambio, tengo que ir a buscarlo y ver como lo ha pintado todo de blanco :)
ResponderEliminarUn besito mágico
Hola Gataky.
EliminarTampoco veo yo muchos adrianes rodelcos en mi ciudad... Pobre de nosotras.
Un besazo para ti.
Me encanta! Tengo una gran afinidad con el mundo blanco de la nieve.
ResponderEliminarEs precioso!
Un abrazo
Hola marta.
EliminarA mí me gusta mucho la nieve, aunque no la vea demasiado.
Un beso muy grande.
Muy bonito. Cuenta con mi voto.
ResponderEliminarHola armada invencible.
EliminarGracias por acercarte, por comentar y por el vote. Gracias a que ya terminó el concurso.
Un beso muy grande.
Muy buen relato. Un ser elemental de la naturaleza que probó fortuna como humano o quizás fue transmutado para permanecer, como esas nevadas que esperamos ansiosos, los niños porque es propio de ellos y los adultos que aún sentimos nostalgia de algo tan bello.
ResponderEliminarHola Pepe chaiers.
EliminarUn comentario muy bonito el que me dejas; gracias porque me ha encantado.
Un beso muy grande.
Me ha encantado. No necesito extenderme mas. A buen entendedor pocas palabras..
ResponderEliminarHola Casía.
EliminarGracias por venir, y muchas más por comentar.
Besazos.