Cuando uno
escucha hablar de sí mismo como de un algo inexplicable, que ni es número, ni
cosa, ni lugar, que además no existe en la realidad física y que no se sabe ni
dónde comienza ni dónde termina, ni lo que dura… ¡Ostras!, debe de ser
tremendamente duro, máxime si das la impresión de ser un tipo sensible, aunque
desconozco si sería correcto clasificarlo así. De ahí a considerarte poco menos
que un raro monstruo hay un paso muy pequeño. Eso debió de ocurrirle a Infinito
cuando tomó la decisión de llegar al conocimiento de su propio concepto, de lo
que era en realidad y de la razón de su existencia investigando analogías
parecidas en la Tierra.
Por ello, y tal vez para pasar desapercibido, adquirió la apariencia de un gato. Quizás, de todo lo conocido, era lo que más se asemejaba a la infinitud, por aquello de las siete vidas. Pronto debió de darse cuenta de que la vida de los gatos no era tan imperecedera como se decía, pero esa historia pertenece a otra, probablemente mucho más densa, que merecería ser contada por alguien con muchos más recursos que yo o por el propio protagonista.
El símbolo con el que se le representaba desde la antigüedad le recordaba los
sujetadores de las chicas, aunque supongo que jamás pensó en esa prenda como su
equivalente. Días enteros anduvo buscando y buscando por todas partes la forma
de ese ocho tumbado, o el concepto abstracto que encarnaba. Localizó el
distintivo en las lentes de un anciano que leía en un parque; en los plásticos
que unen las latas de cerveza en un supermercado; en alguna colonia de marca;
en las formas caprichosas de las nubes… Más ninguno de esos objetos le
proporcionaba la clave que necesitaba.
Un día creyó encontrarlo en las facciones pecosillas de una pequeña que se acercó a acariciarle. Ensimismado, se fijó con detenimiento y le fue contando, una a una, las múltiples pecas que dormitaban en su carita. Enseguida, se percató de que éstas no eran infinitas. En otra ocasión, observó dos vías de tren que, caminando en paralelo, parecían perderse en un horizonte sin fin. Corrió tras ellas varias jornadas hasta que evidenció que finalizaban en una vieja estación. Después miró hacia el cielo y comenzó a contar estrellas. La luna se reía a carcajadas de tamaña insolencia, pero lo logró. Consiguió tener un número inmenso, que yo no podría reproducir de cabeza, para cuantificar todas las que iluminaban el firmamento. Todo tenía fin, incluso los granos de arena del mar.
Asistió a promesas de amor eterno que, al poco tiempo, eran echadas en el olvido. Conoció el dolor infinito que supone, para los humanos, perder a un ser querido, pero también comprobó cómo, con el transcurrir del tiempo, éste se vuelve cada vez más difuso. Estuvo presente en rupturas de amistades y lazos que, a priori, parecían inquebrantables. Fortunas incalculables que, de la noche a la mañana, quedaban reducidas a unos pocos centavos… Nada era lo que buscaba porque todo lo que veía, contaba, escuchaba o medía, tenía un fin.
Ya estaba decidido a abandonar su empresa y, por ende, la apariencia gatuna, cuando se fijó en una mujer que sostenía en sus brazos a un niño que lloraba. Era otoño, había llovido, y el pequeño se había caído lastimándose las rodillas. La madre lo acurrucaba contra su pecho mientras lo besaba y tranquilizaba. El pequeño no podía apartar su vista de la rodillita ensangrentada haciendo hipos y pucheros, pero cada segundo un poquito más tranquilo. Entonces, Infinito reparó en algo distinto de lo visto hasta ahora: una luz diferente o quizás una sensación de calor, no sé bien decir qué fue lo que sintió, emanando de los ojos de aquella madre fijos en la criatura que tenía en su seno…
Créanme si les digo que el gato infinito se acomodó al lado de esa madre con su hijo y les señalo, sin temor a equivocarme, que allí encontró, por fin, lo que llevaba tanto tiempo buscando: su analogía. Esa fusión de ternura inmensa encerraba lo inexplicable, lo que no era ni número ni cosa, ni un lugar, ni algo que existiera en la realidad física… Lo que no se sabe ni dónde comienza ni dónde termina, ni lo que dura… El amor infinito en su más pura esencia.
Aprovecho este cuento con un personaje diferente para desearos unas Felices Fiestas.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande.
Olá Towanda, que belo e reflexivo o seu texto.As diversas analogias que você fez com o vocábulo "Infinito", ficou extremamente interessante. Serve-nos para várias reflexões. Sigo-te também! Obrigada! Beijo!
ResponderEliminarHola, Marli Terezinha.
EliminarGracias por leer y comentar.
Un abrazo muy grande.
El infinito existe como el amor que la mujer derrama sobre sus hijos, de eso sabe mucho un ángel llamado Towanda.
ResponderEliminarFelices Navidades junto a tus seres más queridos.
Besos, besos y besos.
Hola, Sau.
EliminarBueeeeno, pero sin exagerar... Imagino que como tú hacia los tuyos y como cualquier madre/padre (de las normales) por su prole.
Gracias, Sau.
Felices Fiestas, también para ti y para toda tu familia.
Unos beso muy grandes.
Tú si que tienes una imaginación infinita (casi tanto como mi tontuna), bella Towanda. Besosmil
ResponderEliminarHola, Rubia.
EliminarJajajaja, ¿tontuna infinita? Es genial, la verdad es que sí.
Besosdiezmil, guapetona.
Buen ejercicio de imaginación, Towanda. Creo que lo has pasado bien moviendo el gato por los conceptos. Quizás el segundo párrafo sobre (salvo lo de hacerse gato) pues el propio narrador se da cuenta de que es otra historia. Respecto al final es así, el amor de una madre (salvo excepciones) es infinito y sin condiciones.
ResponderEliminarHola, Ximens.
Eliminar¿En serio crees que sobra el segundo párrafo?
Yo creo que no. En la primera parte se dice la apariencia del concepto que busca a su análogo en la Tierra (gato) y en la segunda parte hay un interés expreso del narrador en mostrar lejanía del protagonista. Date cuenta que es un narrador testigo, a pesar de que tiene mucha (tal vez, demasiada) información.
Como bien dices esto debería ser así y siempre, pero hay en los últimos tiempos demasiadas excepciones.
Bueno, muchas gracias por tus observaciones.
Besos, crack.
(En mi tercer párrafo) me refiero al amor de las madres... Que voy como una moto.
EliminarCon este relato has acertado en el centro de mi corazoncito. Y no me salen más palabras que "precioso".
ResponderEliminarUn beso.
Hola, Caminante.
EliminarVaya, lo celebro y te doy las gracias, como siempre.
Un beso para ti también.
Muy cierto, hermoso relato para reflexionar en estas fechas de paso te deseo una hermosa navidad
ResponderEliminarHola, Citu.
EliminarGracias, amiga.
Efectivamente, para reflexionar un poco y dejar de hincharnos tanto a comer. Hay cosas más importantes que el derroche y se puede ser feliz con menos riquezas...
Besos, guapetona.
Feliz Navidad.
Cierto, las madres dan un amor infinito a sus hijos... :))
ResponderEliminar¡felices fiestas!
Besos y salud
Hola, Genín.
EliminarBueno, y los padres también, y los abuelos...
¡Felices Fiestas!
Besos y abrazos
Towwy, felices fiestas muñecaa linda
ResponderEliminarse te quiere mucho!!
Feliz natal!! Feliz navidad!! Buone feste :D
Hola, Evy.
EliminarFeliz Navidad. También se te quiere a ti.
Besos.
Muy bonito relato, te mando un video tb bonito https://www.youtube.com/watch?v=u5DzjKDdxO0
ResponderEliminarUn beso y felices fiestas!
Hola, Coccinellidae.
EliminarQué bonito!, me ha encantado ese personaje Zero.
Gracias, gracias, gracias.
Un beso muy grande y felices fiestas para ti.
¿Pero el amor no era una enfermedad juvenil? Jajaja. En fin, ojalá y durase tanto y se dejase constancia de él a diario con hechos (que son amores) y no solo con palabras (buenas razones) y poemas. De veras lo digo (y me aplico el cuento).
ResponderEliminar(Lo leí el otro día, pero no me dejaba publicar comentario). Un besazo navideño, Tow.
Hola, Ángel.
EliminarEnfermedad es el primer amor de juventud que te duele y te da fiebre y sudores y temblores en la voz... Éste es otro tipo, más fuerte, capaz de hacerte dar tu vida por alguno de tus hijos...
Por eso no entiendo cómo hay padres/madres que hacen daño a su prole.
Ángel, no sé qué narices le pasa a este blog que ya me tiene harta con los comentarios... He preguntado varias veces, sin respuesta... Y como aquí los dominios son gratis, pues ni p caso.
Te deseo lo mismo para ti, que disfrutes de estos días que tanto te gustan y que comas y bebas y...
Besos, bonito.
Hola Guapa:
ResponderEliminarGenial como siempre y una reflexión interesante. Infinito es el sentimiento, cuando es sincero y real.
Felices fiestas guapa.
Besote
Hola, doctorcito.
EliminarBueno, es que soy mamá y pensando un día en qué sería infinito creí que el amor a los hijos podría serlo.
Gracias, Manu.
Felices fiestas, también para ti, y sé bueno.
Besotes.
Infinitos deseos de felicidad, para ti y para tus seguidores, os desea, el siempre vuestro, Cuentón.
ResponderEliminarHola, Cuentón.
EliminarGracias, de mi parte y de las partes de todo el que se sume.
Igualmente para ti.
Un beso muy grande.
Coincido, el verdadero amor solo puede ser infinito. Bss
ResponderEliminarHola, Marcos.
EliminarYa lo creo, coincido contigo.
Un beso grade y felices días de fiesta.
Hola, Ricardo.
ResponderEliminarGracias, amigo. Igualmente te deseo para ti.
Un abrazo.
Tanto buscar y lo tenia tan cerca como la infinita admiración y cariño que siento por ti. Me ha encantado tu ejercicio de memoria creativa con ese infinito que por fin se encontró definido y supongo que realizado como ser no existente de lo abstracto entre la filosofia y la matematica, en el regazo de aquella madre. Un hermoso y creativo relato.
ResponderEliminarBueno guapisima también vengo hoy para desearte una Feliz Navidad y todo lo mejor en este nuevo año que comienza para ti y tus seres queridos, toda la familia y amigos. Un abrazo.
Hola, Neuri.
EliminarEl cariño es mutuo y no me canso de repetirlo.
Para nosotras, que somos mamás, no puede haber algo más infinito que ese amor sin fecha de caducidad hacia nuestros niñ@s.
Gracias, por venir, por estar, por ser ese alguien especial que conocí un día a través de este mundo de pantallas, de cables, de chips o de ¡vaya usted a saber qué!
Un beso muy grande para ti y para toda tu familia.
Un preciosos relato con el que aprovecho para desearte una feliz navidad y que se cumplan tus sueños hasta el infinito.
ResponderEliminarCuidate muchooooooooooo
unos besotesssssssssssssssssss
Hola, Sabores.
EliminarTe deseo lo mismo para ti y que el próximo año sea la bomba.
Gracias, y ya me cuido que hace un frío...
Besos, besotes y abrazotes.
Me parece que tenemos varias aficiones en común, y me alegra.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por pasar por mi "casa".
Mavi
Hola, Mavi.
EliminarGenial, a mí también me alegra.
Volveré a pasar, gracias.
Un beso muy fuerte
Muy linda reflexiòn!!
ResponderEliminarTu sabes mi debilidad, soy un empedernido optimista del amor!
Es lo mas valioso y poderoso que sostiene nuestra vida,
capaz de mantener la unidad de la humanidad.
Bueno que tu tienes una vasta experiencia en casa
Son dos àngeles que conllevan amor y
unidad autèntico!
Besos y abrazos bonita!
con todo mi cariño
Hola, Francisco José.
EliminarConozco tu debilidad por el amor, claro que sí, al igual que tu optimismo ante las situaciones difíciles. Eres un ejemplo, la verdad.
Gracias por tus palabras que me encantan...
Muchos besos y que este año que está a punto de comenzar sea positivo para todos.
Te envío todo mi cariño de vuelta hacia Suecia.
Muaaaak
Despues de leer este cuento tan infinito, reitero mi admiraciòn a tu persona, no te conozco pero por lo que escribes se que eres buena en esto de contar cosas.
ResponderEliminarAprovecho esta visita para desearte un feliz año 2014, y que todos tus sueños se hagan realidad.
Besos y abrazos .
Puri
Hola, Puri, Dulci.
EliminarGuau, gracias.
También te deseo que tus sueños se cumplan, si no todos sí los más importantes.
Un beso muy grande, guapa.
Felices Fiestas!!!!
Un relato muy original, muy tierno y muy navideño donde el "gatito" encontró su lugar en el mundo. Un abrazote y un gran 2014.
ResponderEliminarHola, Sheol13.
EliminarAsí es, en estas fiestas, hay que mostrar el lado más tierno.
Gracias, amigo.
Te deseo que pases unas muy felices fiestas y que el 2014 sea benévolo con todos nosotros.
Un besote muy grande.
Hola mi querida amiga, has sabido expresar justo lo que debe ser el infinito, porque efectivamente no hay nada tan grande e incondicional como el amor de las madres.
ResponderEliminarUna vez mas te deseo un feliz 2014.
Besooooossss
Hola, Asun.
EliminarY nosotras lo sabemos de sobra, ¿a que sí?
Un abrazo con beso y apretujón. A ver si el 2014 permite nuestra unificación porque es triste estar desplazad@ en estos días.
Muak.
Hola Towanda hermosa.
ResponderEliminarParece que lo has conseguido.
Besos y suspiros.
Hola, Toro.
EliminarMenos mal...
Gracias y suspiros.
Que ternura... al fin el infinito supo que algo era infinito, el amor de una madre hacia sus hijos.
ResponderEliminarYa que estoy por aqui, que últimamente estoy poco por todos los lados te deseo con todo el corazón y de verdad de la buena, un feliz año nuevo, y aparte de feliz que por favor venga con una varita mágica de hacer cosas buenas debajo del brazo que hace mucha falta.
Besos y más besos.
Hola, Campo.
EliminarEse amor sí que es fuerte, por eso cuando leo ciertas cosas que hacen algunos padres a sus hijos... me cuesta entenderlo.
Te deseo también muchas cosas buenas para este año que empieza enseguida: trabajo, buena salud, buen amor y lo que venga.
Besos para ti y toda tu familia y amigos y...
Towy, te tengo un obsequio en mi blog, mi querida amiga
ResponderEliminarFeliz año
Te dedique algo en mi blog, feliz año, linda
ResponderEliminarHola, bonita. Cada día me sorprendes más con tu inmensa imaginación Desde luego el amor infinito es el mejor ejemplo para concebir qué es el infinito. Un fuerte abrazo, Sotirios.
ResponderEliminarHola, Soti.
EliminarNo lo dudes, amigo, que como ese amor no hay ninguno en el mundo.
Un beso muy grande.