Todo va a
quedar entre guay y perfecto. Eso pensé la primera vez que dejé de hablar en la
mesa. Nadie dijo nada. Luego dejé de pedir agua por las noches, de saltar
charcos, de preguntar la hora, de hablar. De reír. Nada. Fui borrando mi cuerpo
con cuidado, como quien se desmaquilla. Pasé días tras las cortinas, esperando
que alguien me buscara. Jamás lo hicieron. Una noche escondí mi nombre dentro
de un calcetín desparejado. Después ya no hubo cumpleaños ni dibujos en la
nevera ni rastro mío en las fotos. Funcionó de maravilla hasta que llegó la
niña nueva y preguntó por mí en voz alta.
#FinalistaSemanalRelatosEnCadena
#RelatosEnCadena
#LaVentana
No hay comentarios:
Publicar un comentario